Hay títulos que no necesitan reinventar la rueda para ser auténticas delicias. Wings of Endless ni lo hace, ni lo pretende, pero es una auténtica joya que me ha tenido con una sonrisa de oreja a oreja durante las alrededor de 15 horas. Detrás del aroma a historia clásica del videojuego o de apelar a la nostalgia con un píxel encantador, este metroidvania con mecánicas de RPG esconde un manejo muy fino, un diseño de niveles por encima de la media y tres personajes a los que acabarás adorando gracias a unos diálogos muy entrañables, que funcionan muy bien porque están escritos con mucha sencillez. El estudio uruguayo Isoca Games nos ha traído, de la mano de la editora Jandusoft, un juego brillante, bien empacado y con mucha alma. Vamos con su análisis.
La narrativa de Wings of Endless es sencilla, pero efectiva. Estamos en un mundo de corte fantástico en el que manejamos a Hariku, un cazarrecompensas que se ve involucrado en una misión que le queda grande. Por el camino de su aventura se encontrará con nuevos aliados que le acompañarán en su aventura y, a través de diálogos y alguna nota esporádica, se nos enmarcará el mundo en el que estamos. Conoceremos los vestigios de una guerra de hace cientos de años, cuyo desenlace marcará el conflicto que se nos plantea. Su sistema de magia, sin que estemos hablando de ficción dura, te da un par de nociones que actúan como cimiento y también como justificación de la historia. Una explicación contenida a la par que redonda.
El tono del juego y los diálogos son amables, simpáticos y sin pretensiones, aunque lo suficientemente buenos para que reconozcas la personalidad de cada uno de los personajes. Hacia la segunda mitad hay algún giro de guion que encaja en la sencillez de toda la obra. Incluso hay momentos de soltar alguna lagrimilla. Todo encaja con el tono de aventura clásica de 8 bits, la historia acompaña al viaje en todo momento y cumple.
En cuanto al apartado visual, Wings of Endless encandila desde el primer frame. Su pixel art bien cuidado es adorable y muy expresivo. La ambientación recorre biomas bastante reconocibles en el género metroidvania: tenemos bosques, desiertos, paisaje nevado... Pero todos ellos se sienten muy naturales. El diseño visual de los enemigos es bastante divertido al principio, y sumamente desagradable (es lo que busca) conforme vas avanzando.
Por último, durante el par de semanas que he estado jugando a este título me he sorprendido a mí mismo tarareando varias de sus melodías. La música es muy pegadiza y acompaña a la aventura con mucho acierto. Hasta el sonido de los diálogos y cómo se mueven los mismos en sus respectivos bocadillos son un detallito más que le da un extra de calidad y ternura a la obra.
En cuanto a los protagonistas, tenemos a Hariku, un niño cazarrecompensas, optimista, atrevido y un poco ingenuo cuya misión es liberar a un búho. La consecución de este objetivo será el catalizador del viaje, en la que el ave nos dará poderes mágicos y se convertirá en nuestro amigo. Por el camino nos encontraremos a Diana, una joven ladrona obstinada e impertinente que siempre se está metiendo con Hariku. Su amistad causará algunos vaivenes durante la trama. Por último conoceremos a Makoto, un aprendiz de mago algo tímido con quien tendremos un vínculo especial.
Lo cierto es que el juego plantea muy bien a los tres personajes, y también a Owly, el búho. Son complementarios y cada uno sirve de acicate para los otros dos porque tienen cualidades que los otros no. Sus personalidades son muy distintas, y eso se nota en diálogos e incluso a la hora de manejarlos. Sin mayores pretensiones, todo funciona como un reloj y en todo momento sientes que no vas solo en el camino. Pero donde más se nota es en el apartado jugable.
Y es que Diana es la que más salta; Makoto, por su parte, salta menos, mientras que Hariku tiene un salto intermedio al que le añaden un doble salto y también dash. Luego cada uno ataca de una determinada manera, sea a distancia o cuerpo a cuerpo. Los ataques de tus personajes hacen más o menos daño según el enemigo al que se lo hagas, lo que también es una buena decisión de diseño. Asimismo, cada uno tiene habilidades propias que sirven desde para ocultarse de tus enemigos a congelarlos, esquivar o formar bloques de hielo que servirán para congelar enemigos y para el plataformeo.
Del mismo modo, el diseño de enemigos arranca siendo bastante original y divertido. Se nos presentan desde cerdos antropomorfos con lanzallamas hasta pingüinos con cañones bomba. Luego pasa a ser animales y plantas gigantes para acabar teniendo a enemigos inspirados en otros títulos. Lo normal. Hasta hay una especie de homenaje a Falange, el primer jefe de Demon's Souls.
Pero hablar de los personajes no puede desligarse del propio diseño de niveles de este título, que, aunque parece renegar de la etiqueta de metroidvania, lo es con todas las letras. Si bien este título no da excesiva importancia al backtracking, sí que hay algún lugar donde podrás volver después, tras conseguir algún power up, y recoger algún premio en forma de accesorio o arma. También hay rutas secretas y cofres escondidos a simple vista. Además, hay zonas y mecanismos que solo podremos pasar con un determinado personaje. Sin duda, una capa extra de calidad al plataformeo.
Más allá de quién salta más, habrá momentos en los que necesitemos de dos o incluso de los tres para superar algún obstáculo del mapa. Los niveles también incluyen algún camino secundario que nos llevará hacia algún premio para subir de nivel o para encontrar un arma nueva. En este sentido, Wings of Endless tiene algún salto que te obliga a masterizar el intercambio de personajes, medir bien cuánto salta cada uno y un timing casi perfecto. Me recordó a Celeste a la hora de recoger alguna fresa dificililla. Pequeños retos que el mapa te plantea.
En las "mazmorras" que hay, se nos planteará algún puzle más o menos sencillo, pero que requerirá de momentos de habilidad y precisión. Nada que no hayamos visto antes, desde plataformas de teletransporte a puertas que tenemos que abrir dando magia a un interruptor. Por suerte, el juego se maneja como la mantequilla, sumamente fino y bien, así que si no te sale un salto es porque tú lo has hecho mal.
En cuanto a estas rutas secretas o en las bifurcaciones típicas de un camino, podremos encontrar esos anhelados cofres o, aún mejor, plumas doradas. Son objetos consumibles que nos subirán las estadísticas en base a uno de los tres grupos: cuerpo, mente y espíritu. Cada personaje se especializa en una, y lo lógico es que se la des en base al que le corresponde para que las estadísticas se potencien. Eso sí, cuando vas desbloqueando el sencillo árbol de habilidades que tiene y teniendo más elementos para hacer daño, el combate comienza a brillar.
Del mismo modo, podemos encontrar armas, ropa y accesorios que modificarán nuestras estadísticas, nos protegerán de estados alterados o nos harán más proclives a provocarlos. En este sentido también está muy medido, más o menos sabes a quién darle cada cosa según las estadísticas que potencie. El componente RPG no pasa de ahí, y de hacer más daño.
En cuanto al combate, lo cierto es que se trata de un action RPG bastante sencillo en el que contamos con un ataque básico que pulsar repetidamente. No obstante, algunos de los personajes cuentan con otras bazas. Desde lanzar una bomba a la congelación, pasando por la capacidad de esquivar golpes. Cada uno se siente de una manera, aunque se pueden hacer combinaciones muy divertidas durante una pelea mientras vas cambiando de personaje.
Además, también puedes generar estados alterados. Si causas quemadura, tus siguientes golpes hacen más daño. O, si causas veneno, el enemigo sufrirá daño pasivo mientras le dura el efecto. En última instancia esta es la manera de causar más daño, y es importante porque la curva de dificultad del juego se eleva un poquito en la recta final. Aunque, eso sí, no lo hace por medio de patrones de movimiento más intrincados, sino elevando la estadística de salud de los jefes finales.
Wings of Endless es una joya humilde, llena de buen rollo y que, sin necesidad de fuegos de artificio, consigue darte muchas horas de entretenimiento de calidad. Se nota que está hecho con mimo, que ha medido bien el equilibrio entre exploración y combate, y que hay un esfuerzo expreso en darnos variedad con cada uno de los personajes. Su simpatía, sus mecánicas sencillas pero a la vez con un ligero toque de reto en momentos puntuales y su enfoque de videojuego clásico pero con el pulido de ahora lo convierten en una aventura sumamente recomendable. Es una propuesta honesta, muy accesible para jugadores primerizos y que deja un gran sabor de boca.
Lo mejor:
Lo peor:
78/100.