to a T: un canto a la diferencia y a los desafíos de la adolescencia

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Una ventura sobre crecimiento personal desde la perspectiva de un adolescente atrapado en una pose 'en forma de T'
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Lo último de Keita Takahashi mezcla ternura, rareza y una crítica sutil al perfeccionismo social.
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Hay videojuegos que están creados únicamente para hacernos sonreír... o para hacernos reflexionar mientras sonreímos. To a T, la nueva obra del siempre peculiar Keita Takahashi, creador de Katamari Damacy, se sitúa en este escaso grupo de juegos. To a T es una loca fábula interactiva que, bajo su apariencia estrafalaria y adorable, nos habla de aceptación, crecimiento personal y de lo que significa sentirse diferente en una sociedad que nos pone etiquetas y que potencia lo normativo, lo igual, lo "normal" y lo aburrido.
Con el aspecto gráfico de una serie infantil, To a T nos presenta una propuesta que nos desarma desde el primer minuto: encarnamos a 'Joven' (este es el nombre predeterminado pero podemos cambiarlo, aunque yo no lo hice), un adolescente que cumple 13 años ese mismo día y que vive atrapado en una permanente y rígida 'pose en forma de T', con los brazos rígidos y estirados hacia los lados sin explicación aparente. Los codos no le funcionan.

Esta limitación se convierte enseguida en una metáfora poderosa sobre la discapacidad, sobre la diferencia y sobre las incomodidades e inseguridades típicas de la adolescencia. Pero más allá del simbolismo de la extraña 'discapacidad' de nuestro Jóven, la aventura puede llegar a ser aun más rara: vivimos en una alegre ciudad poblada por animales antropomorfos, personajes de lo más excéntrico y situaciones tan absurdas como entrañables.
Una historia que mezcla humor, ternura y crítica social
La narrativa es uno de los pilares fundamentales de To a T. Dividida en episodios con aperturas y cierres musicales que vivirán a partir de ahora en nuestras cabezas para siempre (muy al estilo anime slice of life), seguimos a Jóven en su rutina diaria: desayunar, vestirse y asearse con la inestimable ayuda de su perro (que se llama Perro, pero también puedes cambiarle el nombre -yo no lo hice-), hacer recados, acudir a la escuela, lidiar con los abusones de la clase que se burlan de nuestra postura, participar en clases de química o educación física... Y sí, todo esto mientras mantenemos los brazos extendidos como un avión.
Esta aventura narrativa al principio se confunde un poco con un simulador de vida, pero enseguida nos seduce con un maravilloso guión que equilibra el humor absurdo (una girafa cantarina mantiene el monopolio de los negocios de comida locales, hay una paloma gigante DJ y una simpática mariquita que dirige el periódico local) con momentos realmente emocionales. Pasamos de un minijuego adorable y divertido como participar en un concurso de comer palomitas a sentir el miedo paralizante de ir a clase por culpa del acoso escolar. Es un juego sobre crecer, sobre sentirse fuera de lugar y sobre aprender a quererse tal como uno es. Pero todo con una sonrisa en la cara y una cancioncilla pegadiza de fondo.

Además, a medida que avanzamos va tomando protagonismo el misterio sobre el origen de la postura de nuestro protagonista, y su desarrollo y desenlace no decepciona. Y las pequeñas historias de los personajes secundarios que se cruzan en la vida de Jóven también merecen la pena.
Jugabilidad sencilla... a veces demasiado
Sin embargo, si bien la historia brilla y consigue que no se borre nuestra sonrisa durante las 4 o 5 horas que lleva completar el título, la jugabilidad no siempre está a la altura. To a T se define como una aventura narrativa con elementos ligeros de exploración y minijuegos. Repetimos tareas cotidianas como desayunar, cepillarnos los dientes o elegir los zapatos antes de salir, y todo ello funciona como minijuegos sencillos. También podemos movernos libremente por la ciudad montados en un monociclo parlanchín (los niños con brazos en forma de T no pueden manejar el manillar de una bici), descubrir secretos escondidos, recolectar monedas para comprar ropas y otros complementos en las tiendas locales, encontrar a personajes secundarios realmente interesantes y participar en desafíos culinarios con nuestra intensa amiga la jirafa.
Pero la falta de objetivos claros o una mayor variedad mecánica hace que la experiencia se vuelva, por momentos, monótona y repetitiva. Hay secciones en las que simplemente caminamos de un punto a otro para activar escenas, y aunque los diálogos son encantadores, la falta de interacción significativa puede frustrar a quienes buscan algo un poco más interactivo.

Otro pequeño problema lo hemos experimentado con el control y la cámara: la perspectiva fija, los cambios bruscos de ángulo y la falta de visibilidad (obstruida por elementos del escenario como coches o árboles) dificultan mucho la navegación. Incluso con la ayuda de Perro, que intenta siempre guiaron a nuestro objetivo, resulta fácil perder el norte.
Visualmente encantador y musicalmente inolvidable
Con lo que sí cuenta To a T es con un universo visual y sonoro adorable y único. El estilo artístico recuerda a los dibujos animados de los sábados por la mañana, con personajes de formas simples, colores brillantes y rostros garabateados. Cada rincón del pueblo rebosa personalidad: desde tiendas de zapatos con forma de zapato, hasta peluquerías dirigidas por cangrejos y puestos de helado regentados por jirafas cantarinas.
La música merece un párrafo propio. La canción principal, “You Are the Perfect Shape”, se convierte en un leitmotiv emocional que acompaña los momentos más importantes del juego, reforzando su mensaje central de autoaceptación. No importa si Jóven está pasando un buen día o uno terrible: la canción suena igual de alegre, creando un contraste conmovedor entre lo que vemos y lo que oímos. Y la canción de Jirafa para cerrar cada episodio, que tiene la voz de Rebecca Sugar (la creadora de Steven Universe) es oro puro.

Reflexión, sátira y ternura a partes iguales
La primera impresión que te puede causar To a T es cierta: en general es una especie de carta de amor a la rareza. Pero por eso llama pdoerosamente la atención y su propuesta de celebrar lo diferente y criticar la obsesión por la perfección física o social es más relevante que nunca. Aunque su ejecución jugable tiene tropiezos, lo compensa con creces a través de su calidez, originalidad y capacidad para tocar la fibra sensible con una sonrisa.
No es un juego para todos, claro, pero quienes sepan dejarse llevar por lo insólito y abrazar la ternura como motor lúdico descubrirán una experiencia que, como su protagonista, se mantiene firme y única en un mundo que solo le exige encajar.

Conclusiones de to a T
To a T es un cuento interactivo sobre aceptar nuestras diferencias, abrazar lo que nos hace únicos y encontrar alegría en lo cotidiano, por extraño que sea. Keita Takahashi demuestra que no hace falta ser perfecto para ser inolvidable. Una fábula encantadora con problemas de ejecución, pero con un mensaje necesario y un mundo al que dan ganas de volver.
Plataforma analizada: PlayStation 5
Lo mejor:
- Una historia entrañable y llena de corazón
- Estilo visual único y encantador
- Uso brillante y emotivo de la música.
Lo peor:
- Control y cámara frustrantes
- Jugabilidad repetitiva y monótona en ocasiones
- No es para todos
78/100