Ferrer rememora el único oro olímpico de España en fútbol
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El lateral derecho de la selección española campeona olímpica en los Juegos de Barcelona 1992, Albert 'Chapi' Ferrer, autor del saque de esquina que dio lugar al gol decisivo en la final ante Polonia, recuerda cómo "nadie" confiaba en aquel conjunto dirigido por Vicente Miera, que a día de hoy sigue siendo el único combinado de fútbol español con un oro olímpico.
"Esa Olimpiada prácticamente fue una sorpresa. Nadie confiaba en nosotros y la fuimos ganando poco a poco, y ahí ha quedado para la historia. Ningún equipo de fútbol ha repetido esa medalla de oro y eso es bonito", recuerda Ferrer en una conversación con EFE ante la fotografía del once inicial de aquel 3-2 ante Polonia en la final.
El zaguero, que venía de ganar prácticamente todo con el Fútbol Club Barcelona aquella temporada, fue protagonista casi involuntario de ese agónico 3-2 anotado cuando culminaba la segunda parte de la final por Francisco Narváez 'Kiko'.
Con el 2-2 en el marcador y apenas unos segundos por disputarse de la segunda, y sin ser él un especialista en el lanzamiento de saques de esquina, Ferrer acudió por la premura que exigía el cronómetro a lanzar aquél córner.
Kiko intentó una media chilena desde el primer palo sin conseguir tocar la pelota, el balón llegó a Luis Enrique, que intentó un disparo desde fuera del área pero rechazó el meta polaco Aleksander Klak. Ese mismo balón llegó de nuevo al delantero gaditano, que se acomodó el balón con la pierna izquierda y remató con la derecha al fondo de la portería rival.
"Kiko era el arte, la improvisación, la magia, la gracia. Día a día era bromista, hacía grupo de una manera espectacular. En el campo tenía esa improvisación, que nunca sabías lo que te iba a hacer. Cualquier balón que le dabas a él, sabías que podía surgir cualquier historia. Un jugador importante en esa selección", recuerda Ferrer sobre el futbolista gaditano, entonces en el Cádiz, con el que descendería al curso siguiente para ser después contratado por el Atlético de Madrid, donde disputó toda su carrera.
Los dos goles de Kiko no fueron suficientes para doblegar a aquella selección polaca liderada por el delantero Wojciech Kowalczyk -que luego jugó en España, en el Betis y el Las Palmas-, sino que también precisaron del tanto de un zaguero, Abelardo Rodríguez, hoy entrenador del Sporting de Gijón y autor del 1-1 que empataba el tanto inicial del conjunto polaco.
"La elegancia en defensa, el seguro, el que cubría todos los desperfectos. Un trozo de pan, un chaval que nunca daba por perdida una jugada, un hombre noble, muy dedicado al fútbol. Un buen compañero", recuerda Ferrer del asturiano.
Aquella noche en el Camp Nou fue el epítome de una espléndida participación española en el fútbol olímpico que comenzó con un 4-0 a Colombia, en un partido bronco con tres expulsiones.
López -"el seguro, el contundente" de esta selección para Ferrer, pero también "muy buen tío" en el ámbito personal-, Abelardo y el colombiano Iván Valenciano fueron los expulsados de un partido en el que marcaron Guardiola, Bergés, Kiko y Luis Enrique.
"Pep (Guardiola) en el campo era el director de orquesta, todo pasaba por él, su calidad, una personalidad increíble. Pases que nadie ve, él los veía. Y fue muy importante para ser esa brújula que te dice cómo tienes que ir, fue importantísimo", rememora Ferrer sobre el actual entrenador del Manchester City.
El defensor Roberto Solozábal fue el que abrió el marcador en el siguiente partido ante Egipto (2-0). El central del Atlético de Madrid era el "gran capitán" de aquella selección, "personalidad pura", según Ferrer, y líder de la protesta de los jugadores que les permitió ir a la ceremonia inaugural de la Olimpiada.
La siguiente cita, en cuartos de final contra Italia, se despachó con un 1-0 obra de Kiko para llevar a semifinales a una selección que permanecía imbatida. En el marco del equipo de Vicente Miera estaba Toni Jiménez, que hizo carrera en el Espanyol y el Atlético.
Del él, Ferrer recuerda su "chulería inocente" y su "alegría".
Contra la selección de Ghana, que llegaba con el punta Kwame Ayew enrachado con seis tantos en los duelos precedentes, España despachó la semifinal con un 2-0 en el que marcaron Abelardo y Bergés. El centrocampista del Celta de Vigo fue otra de las claves de este equipo, un jugador "regular y contundente", en palabras de Ferrer.
Con las credenciales de su portería a cero y la ilusión prendida en los 90.000 espectadores que presenciaron la final en el Camp Nou de Barcelona -un récord para la historia futbolística española, como luego reseñó el seleccionador Vicente Miera-, España se hizo hace 24 años con el único oro olímpico de su historia para la delegación de fútbol.
Ferrer, autor casi por azar de esa asistencia para el gol postrero de Kiko, recuerda cómo también la fortuna le ayudó a llegar a la competición olímpica, después de un año marcado por las lesiones.
"Llegué a contrarreloj, yo me lesioné en noviembre, empiezo a jugar diez días antes de la Copa de Europa, y luego enlazo con las Olimpiadas y las ganamos. No jugué prácticamente ningún partido amistoso por la lesión, y fue el premio a ese trabajo", rememora el lateral derecho de la selección española campeona olímpica en 1992.