Un maratón para guiris
Málaga lo ha vuelto a hacer. Al menos de momento, pues supongo que la situación se puede reconducir. Un producto que funciona, pero sin alma: en este caso, un maratón para guiris. Quizá esta deba ser su naturaleza, aunque yo no concibo que una cita de este tipo no sea la gran fiesta del atletismo local. Y nada más lejos de la realidad; nadie se engañe con titulares grandilocuentes, ni con discursos políticos vacíos. ‘Nuestra’ maratón no consigue (van 10 ediciones) conectar con los atletas locales, ni con la ciudad. Y lo uno lleva a lo otro. Debe ser la hoja de ruta para seguir creciendo. Para que la Maratón eche raíces y todos la sintamos nuestra (sin comillas).
El domingo salí a ver el maratón y acompañé a un amigo desde el kilómetro 21 hasta la meta, para ayudarle a conseguir su objetivo. Por supuesto, por si alguno se lo pregunta, no cogí medalla finisher, porque yo no era finisher; llegué y seguí trotando para casa con una botella de agua. Hasta donde puede pulsar, la organización me pareció excelente y el concurso de los grupos de animación, todo un acierto. La iniciativa funcionó como ocurre en otras ciudades. Pero vi pocos -muy pocos- malagueños en carrera y bastantes menos que años atrás a pie de calle. Es decir, parece que tenemos una excelente maratón para guiris, otro producto pensado para traer gente, con una bonita fachada, de cartón piedra, pero sin raíces.
La organización me pareció excelente y el concurso de los grupos de animación, todo un acierto. Pero vi pocos -muy pocos- malagueños en carrera y bastantes menos que años atrás a pie de calle
Habrá quien diga que una década es insuficiente para echar raíces. En mi opinión, diez años son suficientes para haber hecho algo por fomentar la participación local. En todos los sentidos. La realidad es que poco o nada se ha avanzado en esta parcela. Negarlo sería una necedad, tanto como no reconocer los logros conseguidos, que son muchos. Por primera vez, Málaga ha acogido una carrera con distinción internacional -medalla Bronce- del World Athletics, el órgano de gobierno del atletismo a nivel mundial (antigua IAAF).
Más allá de percepciones subjetivas, hay números sobre los que cabe una reflexión. ¿Cuántos amigos y familiares mueve un atleta local cuando corre una maratón en su ciudad? ¿Cuántos malagueños corren el Maratón de Málaga? Fuentes oficiales de la carrera me confirmaron que el 19% de los 4.150 participantes eran malagueños, esto significa algo menos de 800. Yo creo que muy pocos de los habituales del pelotón malagueño se vistieron de corto. Quizá sean odiosas, pero a veces sirven para contextualizar la realidad: unos 3000 sevillanos corren la maratón de su ciudad, en la que participan 13.000 personas y suma 36 ediciones. Tiempo habrá de crecer, el foco sólo pretendo ponerlo en la participación e implicación del malagueño. Sevilla es el referente más cercano y allí, cualquier persona empadronada en la provincia puede inscribirse por un precio simbólico. Aquí, no. Tampoco hay campañas ni acciones para conectar con la ciudad y sus atletas. Allí tienen una clasificación específica local y premios para los primeros andaluces, un reclamo para que los mejores atletas de la comunidad no falten a la cita. Todo ello cimenta la cultura de maratón. El Maratón de Málaga infla su número de participantes con los inscritos en la prueba de 21K, un recurso para llenar las calles y hacer caja para cuadrar el presupuesto. Pero muy cuestionable a nivel deportivo.
¿Cuántos malagueños corren el Maratón de Málaga? Fuentes oficiales de la carrera me confirmaron que el 19% El foco sólo pretendo ponerlo en la participación e implicación del malagueño
Tras correr el maratón de otras cinco ciudades, además de Málaga, considero que esta debe ser la hoja de ruta para seguir creciendo. La Maratón de Valencia de 2020 está a punto de agotar sus inscripciones (¡30.000 dorsales!), lo que convierte a Málaga en la principal alternativa para correr una maratón en España el último trimestre del año. Hay mimbres para soñar con algo muy grande. Pero en el maratón, como en la vida, sin raíces no somos nada.