Opinión: Granada Conection
Por Jorge Liaño
Que sí, que sí, que estamos en Sevilla. Ya lo sé. Que aquí no gusta nada que no sea el fútbol. Ya lo sé. El Sevilla y el Betis acaparan el 100% del mercado en la actualidad. Pero… ¿Eso siempre ha sido así? ¿Siempre ha sido el baloncesto incompatible con el fútbol en nuestra ciudad? La respuesta es no. El baloncesto gusta, sobre todo cuando se hacen las cosas bien. Cuando se consigue la identificación del equipo con la ciudad es perfectamente compatible con Sevilla y Betis.
Aún recuerdo aquellos tiempos en los que la gente llenaba San Pablo. Primero con Petrovic y más tarde con Imbroda, la gente acudía a ver el segundo deporte de la ciudad y disfrutaba con el nivel del equipo. La dirección del club estaba sobradamente introducida en la epidermis de la ciudad y la identificación con el equipo era perfecta gracias a gente como Raúl Pérez o Benito Doblado, flanqueados por los Anderson, Kidd, Turner, Smith, Montes, Romero o Scoot de turno, al lado de los cuales los actuales jugadores cajistas son sencillamente lamentables. Por supuesto, los rectores del club también distaban muchísimo de los actuales.
El presidente que no tiene ni idea de baloncesto. Por supuesto será un gran ejecutivo de la caja, pero no tiene ni idea de baloncesto. Y encima no aparece nunca.
El trio de mando en el club (GRANADA CONECTION), con Oriol Humet a la cabeza, hace y deshace a su antojo y tiene el dudoso honor de haber conseguido vaciar del todo San Pablo tras haber construido una de las plantillas más lamentables de la historia de la entidad. Llegados desde Granada están mucho más cerca de hacer desaparecer el equipo que de convertirle en un aspirante real a interesarle a alguien. Hasta hace un par de años la gente por lo menos preguntaba cómo había quedado el Caja. Ahora, el sevillano medio no sabe ni cuando juega.
Se ha renovado a un entrenador cuyo principal aval a día de hoy es dar buenos titulares. Y ojo, que conoce esto a la perfección y salvó al equipo la temporada pasada, pero no nos engañemos. No va a llevar al Caja a las cotas marcadas este verano desde la entidad bancaria. Por cierto, ¿A quién querían engañar?
De la confección de la plantilla preferiría no tener que hablar. En la dirección se le hace contrato a un base de 38 años al que se le obliga a jugar el partido casi entero, un base suplente de la liga LEB, y un anotador-penetrador que no se sabe si es base o escolta (Pecile). Un alero con rol de estrella del equipo que no se sabe ni los sistemas y que no tiene personalidad para llevar las riendas (Ignerski). Y lo de los pivots no puede ser más hilarante. Al único bueno lo querían echar antes de la primera jornada, los dos balcánicos no se enteran de nada y lo de Iñaki De Miguel no se sostiene por ninguna parte.
Siento no tener nada bueno que decir. No lo hay.