Beñat hunde la nave sevillista

 

Álvaro Ramírez IIIBeñat Etxeberria, con dos goles de falta en la frontal del área, se ha encargado de dar la victoria al Betis en el derbi y, de paso, hundir el proyecto sevillista de la temporada. Los verdiblancos ponen un bonito colofón a la campaña y dejan a su eterno rival casi definitivamente alejados de su objetivo. De hecho, Betis y Sevilla se quedan a cuatro, por este orden, de la Liga Europa. 

Y ha sido justo el triunfo verdiblanco en el Sánchez Pizjuán. Se consumó en el minuto 92, pero lo cierto es que el Betis se mostró muy superior desde la primera parte. Justo desde el gol sevillista, un tempranero gol de Negredo que despistaba sobre los derroteros que llevaría el encuentro.

Ese tanto nervionense, que enloqueció al Sánchez Pizjuán, pareció sin embargo adormercer a los locales y despertar al Betis, que se puso a jugar al fútbol, y muy bien de hecho. Pepe Mel, que había apostado por un sorpredente sistema con Roque Santa Cruz en la banda derecha, apostó todo al centro. Jefferson tiraba al centro, Roque al interior, y Rubén Castro y Pozuelo, activos y dinámicos, buscaban la espalda del débil centro del campo local. Una y otra vez se plantaron en superioridad en la frontal del área sevillista. Colectivamente superaban los verdiblancos a los blanquirrojos, pero individualmente, también. Jefferson Montero desquició literalmente a Luna en el uno contra uno, una y otra vez, y en los duelos repartidos por todo el campo casi todos los ganaban los béticos (Nacho, Iriney, Nelson, Pozuelo...), con la excepción quizás de Medel, que no daba su brazo a torcer, y a ratos Negredo, que provocó varias faltas de Paulao.  
El panorama estaba bastante definido aunque cierto que sin remate para los béticos, incluso algo más para los sevillistas, que pese a su juego inexistente tuvieron algunas llegadas peligrosas y se salvaron incluso de una posible expulsión de Negredo (lesionó a Nelson) y de algún penalti que Delgado Ferreiro pudo pitar. Tuvo que llegar Beñat a la frontal del área en una falta para igualar en el marcador lo que ya reflejaba el terreno de juego. Marcó el vasco al lado del portero de falta y evidenció a Varas.
La segunda parte comenzó más igualada, y su desarrollo fue bastante más irregular. Salió con otro ánimo el Sevilla y Míchel empezó a mover sus piezas para recomponer el rompecabezas en el que dos piezas fallaban de forma alarmante, Reyes y Manu del Moral. Con la salida de Rakitic tomó más cuerpo el Sevilla y el Betis también modificó su forma de jugar. Ya buscaba y esperaba más atrás esperando algún fallo de la intranquila zaga local. Algunos llegaron mientras el equipo nervionense apenas lograba crear peligro con jugadas aisladas fruto de las indivualidades, sobre todo de Navas.
Rubén Castro, siempre con el fusil preparado, tuvo dos ocasiones antes de que el partido se decidiera de forma preciosa para los béticos y cruel para los sevillistas. De nuevo una falta en la frontal. Y de nuevo tuvo que llegar Beñat para de nuevo engañar a Varas y a todo el Sevilla. Una falta rasa, ajustada, al palo, se coló lentamente, con parsimonia, por debajo de la barrera. La pelota entró, el beticismo explotó y el sevillismo se hundió entre la rabia y la indignación.
Broche de oro para el Betis que a falta de dos jornadas para el final de la Liga se queda a cuatro puntos de Europa. Los mismos a los que está el Sevilla. La diferencia es que uno sube y otro baja, y el que baja lo hace de forma humillante y cruel. ¿Cruce de ciclos?