Frenazo entre accidentes

El Sevilla se ha frenado. Este domingo no ha podido superar al Levante en un partido tremendamente accidentado y ha visto cómo se le ha escapado la victoria en el tramo final del encuentro. Un encuentro tremendamente irregular, pobre y accidentado, en el que hubo más lesiones que goles, más atenciones médicas que ocasiones y más errores que aciertos, sobre todo por parte del equipo nervionense.
Las lesiones de Beto, las de Arribas, la de Tremoulinas, la de Fernando Navarro incluso. Todas ellas dibujaron un encuentro feo, irregular, con poco fútbol pero en el que, a pesar de todo, el Sevilla pudo y casi debió ganar por ocasiones, porque tras empatar Víctor, Gameiro y Coke disfrutaron de dos oportunidades clamorosas, más claras que en todo el resto del partido, que no pudieron transformar. Fue el Levante un rival tremendamente incómodo que convirtió el terreno de juego en un campo de batalla que le pasó factura a un Sevilla sin fútbol, sin centro del campo y sin continuidad ni ritmo con la pelota.
Unai Emery buscó, como si norma del domingo por la mañana se tratara, repetir en forma y fondo el encuentro ante el Deportivo de La Coruña, que acabó en clara goleada sevillista a través del toque, el ataque y la profundidad. Como en aquella mañana dominical, esperaba el Sevilla un rival encerrado y que intentara salir al contragolpe, y de ahí que juntara el técnico vasco en el once a jugadores como Vitolo, Denis, Deulofeu y Banega. Pero la realidad es que el Levante, aunque juntaba muchos futbolistas en defensa, intentaba salir con la pelota jugada y de hecho sorprendió de inicio al Sevilla. Es más, tras un resbalón de Arribas (Pareja fue finalmente baja por problemas estomacales) en los primeros minutos casi marca el equipo granota, pero apareció Carriço para evitar el tanto. Era síntoma de un partido que iba a resultar algo irregular en su desarrollo, muy intermitente (un golpe en la barbilla de Beto lo detuvo seis minutos), cambiante del que sacó petróleo el conjunto hispalense, pues se adelantó con un gol de Vitolo tras una magnífica asistencia de Deulofeu, que se sacrificó en defensa más de lo habitual y asistió, como suele.
El gol a favor tampoco calmó el partido, porque el Levante siguió llegando con cierto peligro, sobre todo en los balones aéreos, donde ganaba la partida aunque sin precisión en el remate. Las ausencias de M'Bia y Pareja se notaron en centímetros. La medular sevillista tampoco acababa de imponerse. Krychowiak no tenía su mejor día y Banega no cubre tanto campo como M'Bia. El resultado es que cuando no tenía la pelota el Sevilla, sufría y la medular desaparecía. Y cuando la tenía, tampoco era tanta la supremacía con la pelota del argentina como para someter a los levantinistas.
Por eso podía dar por bueno el resultado al descanso el Sevilla, porque ganaba y no había sido muy superior a su rival. Y tras el decanso, más que corregirse las tendencias del encuentro, aumentaron. Las interrupciones continuaron (lesiones de Beto, Arribas, Rubén), las imprecisiones se multiplicaron, y definitivamente el centro del campo del Sevilla perdió el timón del partido. Banega navegaba en la intermitencia, Krychowiak se veía superado ante la falta de ayudas y arriba no tuvo el equipo nervionense ni posesión ni remate, salvo en contadas ocasiones. 
Y así, poco a poco, fue creciendo el Levante entre las lagunas sevillistas y la falta de juego y continuidad. Y solo faltaba, además de las ayudas, que Beto, un tocado y golpeado Beto, ayudara a dar vida a los valencianos en una mala salida en la que dejó la pelota muerta y en la que Casedesús no perdonó.
A pesar de ser los últimos minutos, el amplio descuento (ocho minutos, y se quedaron cortos) daba cierta opción al Sevilla, que la tuvo en una jugada de Bacca que no metió Gameiro solo en la línea de gol. Es más, tuvo otra Coke casi igual de clara que estrelló esta vez en Mariño. Pero se estrelló la pelota en el meto como se estrelló el Sevilla en el campo de minas en el que se convirtió el encuentro.
 
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