Rubén Castro: radiografía de un don infinito
Hablar de Rubén Castro es hablar de una parte importante de la historia del Real Betis Balompié. En la que es su séptima temporada en verdiblanco y a sus 35 años de edad, el delantero canario ha sido capaz no sólo de compararse con viejas glorias béticas, sino de superarlas en diversas clasificaciones. Se ha codeado en los registros con nombres grabados a fuego en la memoria del beticismo como Oliveira, Alfonso o Manuel Domínguez. De hecho, sólo dos tantos le separan del mago de las botas blancas para convertirse en el segundo máximo anotador del club en Primera División. Por delante le quedaría otro reto, el de ser el primeros de ellos, honor que ostenta hasta la fecha Poli Rincón con 78 goles. El ‘24’ ha pasado a ser un fijo en los dorsales de las camisetas que copan el Benito Villamarín domingo sí, domingo también, y su hambre de gol parece no escasear nunca.
Mucho ha llovido desde que el joven delantero del barrio de La Isleta deslumbrara en el Bernabéu con su estreno goleador en Primera hasta haberse ganado el título de leyenda en Heliópolis. Tras una carrera marcada por la inestabilidad y las constantes cesiones, el 2 de agosto de 2010 cambiaría su suerte. Y consigo cambiaría la del Betis. Paradójicamente, tardó tres jornadas en bautizarse como goleador en competición liguera, aunque sobra decir que el quedarse en blanco en aquellos partidos no iba a ser más que anecdótico. Sus 138 goles hasta la fecha hablan por sí solos.
Su carta de presentación llegó en la Copa del Rey, frente al Salamanca, al que anotó de cabeza su primer tanto como bético. Precisamente de la misma manera llegaría su estreno goleador en la máxima categoría del fútbol nacional con la elástica verdiblanca. Y es que, a pesar de no caracterizarse por ser un futbolista de alta estatura, no han sido pocos los tantos que ha logrado mediante remates de cabeza. Eso sí, su sello suele quedar reservado para su pierna derecha, una diestra que parece bendecida y que le ha convertido en centenario, siempre hablando en términos de gol, ya que con el 2-3 de Mestalla logró su anotación número 100 con ella. Entretanto, los ha repartido mediante lanzamientos de falta, vaselinas como la que valió un ascenso ante el Alcorcón, remates picados para sortear al portero contrario o la simpleza de pausar el ritmo del juego con una frialdad inesperada y tumbar al guardameta al que tiene delante. Para su izquierda, o su pierna menos buena, reservó la menor de las cifras, con un 11% del total de sus dianas.
Con una gran variedad de recursos de cara a portería, Rubén Castro ha demostrado ser un verdadero depredador de área. De hecho, más del 80% de sus goles han llegado desde el interior de esta. También los hizo desde larga distancia, y de bella factura, como se le recuerdan los tantos al Tenerife en la 2010-2011 o el trallazo con el que firmó una remontada en El Molinón en la 2015-2016. Con el paso del tiempo ha ido acumulando galones en La Palmera y eso le llevó también a probar fortuna en las jugadas a balón parado. Tres ha convertido en gol hasta la fecha, comenzando en partido de Segunda División frente al Alavés y consiguiendo el último de ellos contra el Barcelona en la primera jornada de la presente temporada.
En cuanto a competiciones, la Primera División es el torneo en el que más veces ha dejado su sello. El 49% del total de sus goles llegaron en dicha categoría, mientras que los números de sus dos temporadas en Segunda desprenden unos números que conjugan bien con las sensaciones, es una liga que le queda pequeña. La Copa del Rey y la Europa League también cuentan con su rúbrica. Su menor porcentaje anotador ha llegado en la competición europea, fruto de una única participación del equipo y de la infortunada lesión que le mantuvo fuera de los terrenos de juego durante gran parte del curso que la disputó el Betis.
Seis entrenadores se han sucedido en el banquillo heliopolitano en las seis temporadas que ha completado Rubén. El primero en acompañarle en la aventura bética fue Pepe Mel, quien siempre reconoció el don del canario para hacer gol. No es para menos, puesto que con el preparador madrileño hizo 98 del total de sus dianas, con una media de 0,57 tantos por partidos. Todo lo contrario ocurrió con Juan Carlos Garrido, con el que sólo marcó un gol durante su efímero paso por el banquillo bético. Todo ello, contextualizado en una temporada en la que el Betis fue el quinto equipo menos goleador de la Liga.
Sus números por minutos arrojan un dato llamativo y es que su hábitat natural es la última media hora de partido. 65 de sus goles llegaron entre los minutos 61 y 90 (incluidos los de descuento). Cinco de ellos los anotó durante el tiempo de añadido, siendo el Valencia el equipo más damnificado en este lapso de tiempo. El último gol logrado en Mestalla en la jornada 3 se sumó a un recordado doblete que firmó el canario bajo el diluvio en el Villamarín y que servía para decir adiós a una racha de diez partidos consecutivos sin conocer el sabor del triunfo.
El cuadro valencianista no está entre los equipos que más veces han sufrido su idilio con el gol. Barça, Granada, Zaragoza, Numancia y Valladolid se encuentran a la cabeza de esta clasificación con siete goles en contra cada uno. Precisamente, ante numantinos y pucelanos consiguió sus dos únicos hat-tricks como jugador bético. Las dianas cambian si se cuentan todos los goles computados a lo largo de su carrera profesional, siendo el Zaragoza el equipo al que más ha marcado (9 goles) y situándose Barça, Athletic y Numancia en el segundo escalón con ocho tantos.
La dirección deportiva del Betis prepara ya un contrato para un futbolista fundamental en los esquemas de cualquier entrenador que se siente en el banquillo del Benito Villamarín. Sus dos metas más cercanas, la de superar a Rincón como máximo goleador en Primera y la de llegar a los 150 goles con la camiseta del Betis. De seguir con su media por temporada, nada parece imposible para un futbolista que vive una segunda juventud. Y qué juventud…