Víctor y victoria

A este Betis lo han cambiado, al menos por una noche. Heliópolis volvió a disfrutar con su equipo mucho tiempo después. Y sin pasar los típicos e históricos apuros con un resultado a favor. Este Betis, el de Víctor Sánchez, es otro Betis. Alegre, práctico, combativo. Y ganador. Dos zarpazos de estrategia de unos lobos que bailaron como pocas veces habían hecho hasta ahora. Este Betis, así, es otra historia. Llegó Víctor y hubo victoria. Y la manada respondió desde la grada.

Porque el Betis jugó su partido más completo de esta temporada. Con varios estilos pero el mismo fin. Cuando tuvo que atacar, lo hizo con puntería, Y a la hora de defender, todos a una. Con 11 lobos que llegaron hasta cada asiento del Benito Villamarín. Y la afición lo agradece. 
El Betis de Víctor Sánchez respira de forma distinta. Solo hay que ver el primer balón en juego, que fue para Dani Ceballos. Ahí comenzó el Betis a creer en el triunfo, en un cambio drástico de juego, intensidad y, sobre todo, confianza. En la primera jugada. Porque el utrerano, aunque falto de ritmo, sabe lo que es jugar al fútbol y disfruta en el campo. Y si todo va rodado, mucho mejor.
Con Donk de pivote y Petros de perro de presa de Roque Mesa, el Betis tenía fortaleza y mayor seguridad atrás, con una defensa de tres centrales y dos laterales con las ideas muy claras. Lo básico para no meter mucho la pata. Para jugar ya estaban el propio Ceballos y un excelente, otra vez, Joaquín. El portuense jugó e hizo jugar, faltó el último pase perfecto. Ahí esperaba Rubén, impaciente pero tranquilo, porque veía a un equipo diferente. Mejor.

Estrategia

Tras un arreón local en el inicio, apareció Prince Boateng para asustar. El jugador estrella de la UD Las Palmas no pega mucho en el estilo de toque y toque, porque tiene claro que cuando el balón está cerca del área debe acabar en remate. En una aparición, rompió la cintura a Pezzella y apareció Adán por primera vez. Pero fue casi como un oasis en el desierto, porque el Betis, sin ser espectacular, se sentía cómodo. Álex Martínez tuvo el 1-0 tras un gran pase de Ceballos y acto seguido llegó el primer alegrón. El primer gol de estrategia de la temporada. Bruno, denostado por Poyet, cabeceó a la red un medido saque de esquina de Joaquín.

El gol se escuchó en toda Heliópolis y en gran parte de Los Bermejales. Era un gol, pero significaba mucho. Araujo estuvo a punto de amargar esa alegría del Villamarín con un remate acrobático, antes de que Mandi, otra vez de estrategia, firmase el 2-0. Otra vez tras un centro de Joaquín. 
Fue la última acción de la mejor primera parte del Betis esta temporada. No era muy difícil mejorar lo anterior, pero ya es un paso. Y al bético le valió de mucho esta nueva imagen. Porque después fue otra imagen, diferente, de menos nivel, pero igualmente agradable. Víctor quiso dar un pasito atrás, lógico por el cansancio y por el resultado, y Las Palmas lo entendió. Pero su fútbol no tenía maldad, ni peligro. Como algún Betis de esta temporada.

Ovaciones

Esta vez los pitos fueron para González González, que decidió no señalar faltas ni mostrar amarillas. Y muchas acciones lo fueron, de ambas cosas. El partido fue cayendo en una relativa calma a la que los aficionados del Villamarín no están acostumbrados. Rubén se marchó ovacionado sin marcar. Poco importa que todavía no haya mojado esta temporada ante su gente. También Joaquín, que no es el de los mejores tiempos por la edad. Pero lo parece. Con otro estilo de juego.
Pero a quien de verdad se ha ganado Víctor es a Dani Ceballos. O viceversa. El canterano se marcó un partido impoluto y la grada así lo vio. Otra ovación en su cambio. No había más gasolina en sus piernas después de estar en el ostracismo con Poyet.
Y el Betis ganó. Bailó con lobos. Y con una cara nueva en el banquillo que ya ilusiona al beticismo. Es solo un día, pero un buen comienzo. Mejor incluso de lo esperado. Porque ahora sí vale jugar con tres centrales, Donk y Petros. El entrenador sabe lo que hace. Con solo cinco días en el Betis.
 

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