El inmovilismo de Machín

Pablo Machín es ya historia del Sevilla. El soriano tiene mimbres de buen entrenador, pero la presión, o el momento de exigencia en el que vive el Sevilla le han superado.

Con una primer vuelta de notable alto, la caída del equipo empezó a experimentarse con 2019. Jugadores como Banega, Franco Vázquez, Sarabia,  Vaclik, o André Silva bajaron su rendimiento, y a eso le han acompañado las lesiones de Gnangon, Carriço o Navas, y el bajo rendimiento de los fichaje de invierno. 

Los tres centrales

Lo cierto es que ante la falta de resultados, Machín no ha sabido reaccionar. Cuando el equipo pedía un cambio de perspectiva porque no ganaba, el entrenador nunca apostó por quitar a los tres centrales y jugar a otra cosa. De hecho, el técnico probó ese sistema en la primera parte ante el FC Barcelona y le salió bien.

Las carencias a domicilio

Además de la esclavitud hacia su sistema, otro de los fallos de Machín ha sido la falta de alternativas para buscar un recambio de Banega. Para el que escribe, esa responsabilidad es para la dirección deportiva, pero bien cierto es que Machín tenía que buscar soluciones como fuera y no dio con la tecla.

Por último, otra de las malas gestiones del soriano han sido los planteamientos cuando el equipo jugaba a domicilio. Las derrotas en San Mamés, Vigo, Villarreal Huesca, unida a la manera en la que se produjeron las mismas, hablaban de una falta de ambición en el planteamiento. De hecho, tal y como puede asegurar ElDesmarque, esa falta de iniciativa fuera de casa era un tema que se analizó en la plantilla. No obstante, eso no quiere decir que los jugadores no estuvieran con Machín.

Al fin y al cabo, la etapa de Machín ha llegado al final por falta de recursos en la plantilla y por cierto empecinamiento del entrenador en una idea que ya no daba resultados. Si con su gestión solo la planificación deportiva hubiera quedado señalada, probablemente el soriano habría salido de otra forma.