La cocina valenciana que alimenta al fútbol español
La cocina valenciana que alimenta al fútbol español. No hace demasiado tiempo que los futbolistas vascos del Valencia CF se alojaban en unas habitaciones junto al restaurante Leixuri. Y, como era preceptivo, comían cada día platos de cuchara. Algunos años atrás, aunque no demasiados, Mestalla vio jugar al ya legendario Antonio Puchades. Quien, como hombre de campo nacido en Sueca, ingería al menos un plato de arroz a diario, si no más.
Pero no hay que retrotraerse tanto en el tiempo para encontrar enormes diferencias entre el profesionalismo de ahora y el de entonces. Baste echar hoy una ojeada a un musculado Carlos Soler y compararlo (ya que lo hemos tenido por aquí) con la complexión física de Claudio Javier López. El Piojo. Nada que ver. Y apenas les separan dos décadas en la historia.
A Marcelino se le recuerda por muchas cosas en el Valencia, pero sin duda una de ellas era el extremismo con la dieta para con sus futbolistas. Todos, sin excepción, debían desayunar y comer en la Ciudad Deportiva y pasaban por la báscula cada semana.
Más allá de extremismos, lo cierto es que la alimentación se ha convertido en una parte fundamental no solo del rendimiento, sino también de la longevidad de muchos de ellos. Pero hasta hace poco tiempo los menús apenas diferían de la pasta sin salsa y el pollo a la plancha.
Cambia al plan
Estamos en la era de lo medible. E incluso una persona sin conocimientos nutricionales es consciente de que no puede alimentarse igual a Gavi que a Kondogbia. Aunque esto, que parece evidente, no lo haya sido tanto.
Asimismo, cuando se habla de los sacrificios del profesionalismo siempre se cree que el futbolista apenas puede escoger menú. De ahí su enorme querencia por los restaurantes de moda en cuanto tienen permiso para escaparse de las rutinas planteadas.
Sin embargo, la trayectoria de Sergio Brisa y Emanuela Gornati apunta a lo contrario. Desde la creación antes de la pandemia de un restaurante de comida saludable a la creación del actual MioBio, un servicio que trabaja con los cuerpos médicos y los nutricionistas de clubes profesionales y que saca a los jugadores del hasta ahora denostado concepto gastronómico que sufrían muchos de ellos.
Mediante un análisis personalizado (basado en Inteligencia Artificial) no solo de los parámetros corporales sino también de los gustos personales, estudian qué alimentos son los adecuados para optimizar el día a día de los deportistas y evitar lesiones. Y, en base a ello, construyen recetas personalizadas y variadas que les hacen llegar a sus casas a diario.
Son varios los casos ya donde no solo el profesional ha mostrado su agradecimiento, sino también donde ha acabado arrastrando a toda su familia al mismo servicio, ligeramente envidiosos al encontrar platos como el salmón con espárragos y boniato asado, el conejo a la cazadora, el carpaccio de tomate con sardinas, la ensalada de patata con huevo y atún o la lubina al horno con quinoa y verduras.
Quizá ellos tengan alguna culpa de que Enes Unal esté consiguiendo los mejores números de su carrera en España (su agradecimiento es público en la web https://land.miobio.club/), por poner un ejemplo. O que varios clubes y federaciones ya utilicen sus servicios.
Mientras tanto, comer para jugar ha dejado de ser un suplicio. Y ha vuelto a convertirse, como cualquier acto de estas características, en un momento no solo necesario sino también placentero.