Un punto entre el sopor

Después de un reinicio de la competición con tres partidos en los que, según Sergio González, el Real Valladolid no había perdido su "esencia", la visita del Getafe CF ponía en una prueba más al equipo pucelano. Un examen de renombre. La personalidad del equipo de Bordalás y la carga de minutos con la que se llegaba a esta cuarta jornada de la reanudación examinaban la fuerza blanquivioleta y, de paso, las comentadas rotaciones del Wanda Metropolitano.

Esperando "frescura" y una mente "limpia" en el once elegido por Sergio, el duelo fue lento y duro. Con unos primeros 45 minutos de tanto sopor como calor, dos jugadas puntuales antes del descanso llevaron a los goles del partido y a las notas de color futbolístico de un encuentro que sólo será recordado por el punto que se repartieron madrileños y pucelanos

Nada de nada

Tras las rotaciones del sábado y el regreso de jugadores con más minutos en esta temporada, el duelo presuponía cierta "frescura", término usado por Sergio González en la previa, en un Real Valladolid que no ofreció nada en los primeros 45 minutos. Nada de nada. Es cierto que el Getafe CF tampoco firmó su mejor partido, pero los primeros 20 minutos sí que le dejaban, mínimamente, un paso por delante de los de Sergio.

Curiosamente, y pese a esa fuerza inicial de los de Pepe Bordalás, el primer tiempo tuvo sus dos acciones definitivas en la fase más soporífera del duelo. En el tramo final de la primera parte, el Getafe CF quiso darle picante al duelo. Primero, por el gol de Jaime Mata y, posteriormente, por el regalo de Dakonam Djené.

El togolés cometió un penalti a Enes Ünal en el tiempo de añadido que devolvía las tablas justo antes del descanso a un duelo plano, aburrido y soso en el que el delantero turco volvía a ser la única referencia del ataque blanquivioleta. Como una isla, término que demostró en la acción del penalti, el Pucela sacó petróleo a su pobre bagaje ofensivo en un duelo con la excusa del calor y la realidad de una propuesta de ataque inexistente de ambos.

A poco, muy poco, que ambos consiguieran ofrecer en la segunda parte, el duelo mejoraría y el equipo que más expusiera, se llevaría la victoria. El resumen, tras el pitido de Soto Grado para el descanso era claro porque la primera parte no ofrecía nada en ninguna de las dos áreas. Cansancio, calor... Los condicionantes podían ser muchos pero la única realidad era la imagen de un partido flojo como pocos en LaLiga Santander.

Tímido paso al frente

Con el bagaje de la primera parte, la segunda iba a ser mejor seguro. A poco que ambos consiguieran hacer o proponer, el duelo mejoraría en atractivo y fue lo que ocurrió con el pequeño y tímido paso al frente que dio el Real Valladolid. A los de Sergio González les sentó bien el paso por los vestuarios y en los primeros 15 minutos, antes del primer cambio, comenzó a verse conceptos futbolísticos en el campo.

Presión tras pérdida, contragolpes, duelos individuales... Toda la previa que presuponía Sergio González comenzó a apreciarse tras la reanudación pero al Real Valladolid le seguía faltando algo: velocidad en el contragolpe y verticalidad. Buscando estos credenciales, el Pucela apostó por Pablo Hervías. El '11' sustituía a Toni Villa buscando un plus mayor a la innegable mejora de la propuesta pucelana.

Mínima mejora global

Pablo Hervías, por parte de Sergio, y Jorge Molina, por la de Bordalás. El duelo ganaba con el primer cambio de cada equipo y sin tener la mejor versión de ninguno de los dos equipos ofrecía condicionantes básicos para un encuentro de este calibre que ni se rozaron en los primeros 45 minutos. Pocas veces un paso por vestuarios cambió tanto un duelo aunque, claro, las posibilidades de hacerlo eran altísimas.

Con cierto detalles e idea y vuelta, el encuentro llegaba a sus últimos 20 minutos con un mínimo de ritmo y tensión. Los permutas sentaban bien al encuentro. Ángel Rodríguez, Miguel de la Fuente... El partido tenía condicionantes mínimamente eléctricos y el factor del error aparecía mínimamente. En la mejora por exponer juego, Pucela y Getafe asumían riegos y el acierto en encontrar los del rival llevaría a la victoria o la derrota.

Con la referencia de Enes Ünal, actual estrella ofensiva, es cierto que el Real Valladolid lo intentó pero no consiguió nada. No lo hizo porque no estuvo acertado, porque no falló el rival y porque se comenzó a notar el agotamiento de los jugadores. Cuatro partido tras el reinicio y el cansancio comienza a verse en un Real Valladolid que, ciertamente, no perdió su esencia pero que sólo sumó un empate lleno de sopor.