Willy Molina, la estrella española que se dejó seducir por la 'azzurra'

Tarragona, 29 jun .- "No hay vuelta atrás; abandono la selección", afirmó Guillermo Molina (Ceuta, 16 de marzo de 1984) tras la decepción de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Entonces nadie pensaba, ni siquiera él mismo, que dos años después estaría defendiendo los colores de Italia.

Willy, estandarte del waterpolo español, se proclamó con España campeón del mundo en Fukuoka 2001, con tan solo 17 años. También fue plata en el Mundial de Roma 2009, bronce en el Mundial de Melbourne 2007 y bronce en el Europeo de Belgrado 2006.

Después de 15 años, muchos de ellos como capitán, y más de 400 partidos representando a su país, solo le faltaba la medalla olímpica y los Juegos de Brasil le dejaron tocado.

"Allí tuvimos la desgracia de que Serbia, que era la favorita y acabaría ganando el oro, hizo una fase de grupos nefasta y nos tocó en cuartos", lamentó en una conversación con EFE vestido con el uniforme deportivo que Emporio Armani ha diseñado para la selección 'azzurra' que disputa los Juegos Mediterráneos de Tarragona.

A los 32 y con cuatro Juegos Olímpicos a su espaldas creyó que ya se lo había dado todo a España y que era el momento de dejarlo. "Después de Río dije que ya no jugaría más con la selección, porque estaba al límite de mi nivel físico y mental. Me sentía vacío", recordó.

Pero a Molina se le quedó la espina clavada de colgarse una medalla en unos Juegos y el seleccionador italiano, Alessandro Campagna, se lo iba recordando cada vez que se cruzaban en una piscina.

También sus compañeros de la Lega (lleva once temporadas jugando en Italia, entre el Brescia, Florentia y Pro Recco), quienes de tanto en tanto, medio en broma, medio en serio, le preguntaban cuándo empezaría a jugar con ellos en la 'azzurra'.

Willy se dejaba querer. Tras aquellos últimos Juegos, regresó al Pro Recco y su club le propuso sacarse el pasaporte italiano para no ocupar plaza de extranjero.

"Desde 2009 tengo la opción de hacerme italiano, pero no cogí el pasaporte hasta 2016, así que creo que me he comportado bastante bien", apuntó entre risas.

En el waterpolo un jugador puede ser inscrito con otra selección siempre y cuando haya transcurrido más de un año del último partido que disputó con la anterior.

Xavi García, después de tres lustros jugando con España, también se acogió a esta normativa y ahora es subcampeón olímpico y campeón mundial con Croacia, un país en el que ha desarrollado la segunda mitad de su carrera.

Para Molina, su proceso también ha sido de lo más natural. "Llevo casi 12 años en Italia, mi mujer y mis dos hijos son italianos. Aquí no tengo nada, aparte de mi familia de Ceuta y mis amigos de Barcelona -jugó siete temporadas en la capital catalana- y casi toda mi vida la paso allí", razonó.

Aquel pasaporte lo aceleró todo. Los contactos con Campagna se intensificaron y Molina, que pensaba estrenarse como italiano este verano, acabó incorporándose antes de lo previsto a petición del seleccionador.

"Se me acaba de lesionar Di Fulvio. ¿Te importaría acelerar los plazos?", le preguntó Sandro Campagna en una llamada que se produjo en febrero pasado.

Debutó con su nuevo país en la pasada Euro Cup, donde se midió por primera vez a España en el partido que dirimía las luchas por las medallas. "La verdad que nos dieron un buen baño", reconoció Molina.

La selección española, que acabaría llevándose la plata en aquella competición, ganó por 11-4. Italia fue bronce: "Jugar contra tu país y contra los que han sido tanto tiempo tus compañeros fue muy duro. Recuerdo que en aquel momento me afectó muchísimo, me sentí muy raro, es una sensación difícil de explicar".

Este viernes vuelve a enfrentarse a su exselección, de nuevo con las medallas en juego, porque el que pierda esta vez ya no podrá subir al podio.

"Será una final anticipada. Mi segundo partido contra ellos. Pero para ganar tendremos que jugar mucho mejor de lo que lo hicimos en el primero", adviertió Molina, que ya tiene dos oros en Juegos Mediterráneos con España.

En la selección transalpina ha encajado como un guante. Allí todos le conocen desde hace años. "Ha sido todo muy normal. Es como si ya me estuvieran esperando", afirmó Molina, quien ve pocas diferencias entre jugar para uno u otro país.

"Unos son españoles y otros italianos, pero para lo bueno y para lo malo somos muy parecidos. El nivel también es muy parejo. Los dos han demostrado que están para luchar por las medallas", destacó.

En su plan de ruta, Willy tiene previsto disputar el Europeo, que se celebrará el mes que viene Barcelona. El año próximo, el Mundial en Gwangju, y acabar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, cuando tendrá 36 años.

"La idea es llegar a los Juegos, pero lo iremos viendo año a año, porque cada año tengo uno más, los jóvenes aprietan y yo tengo que seguir su ritmo. Si soy capaz y el entrenador me considera apto, me gustaría estar. Serían mis quintos Juegos. ¿No es un mal número, verdad?", sentenció con una sonrisa.