El fútbol femenino, más fútbol que espectáculo
Esta mañana debatíamos, en una interesantísima jornada sobre el 'Fútbol, entre el periodismo y el espectáculo', sobre la importancia que está adquiriendo el fútbol femenino en los últimos años, especialmente después del Mundial de Francia 2019, y una cosa ha quedado bastante clara: la edad dorada del fútbol femenino solo acaba de comenzar.
Francia supuso un antes y un después en el mundo del fútbol femenino. No porque antes no tuviera seguimiento. Siempre ha tenido a sus fieles que las han seguido de cerca en sus inicios más duros. Pero el Mundial sirvió para dar un golpe en la mesa. Para decir aquí estamos y no pensamos marcharnos. Llegaron con más fuerza que nunca, se ganaron el apoyo de los grandes medios de comunicación, cubriendo día a día la actualidad de la jugadoras de Jorge Vilda, y batieron récords de espectadores.
Nadie les ha regalado nada. Todo lo que están recogiendo ahora es fruto de trabajo y de mucho esfuerzo. De horas de entrenamiento y de estudio, porque ellas saben que después de su etapa futbolísticas tendrán que buscarse un hueco en otro sector para seguir viviendo. Y aunque la dinámica está cambiando aún hay muchísimo margen de mejora.
En el horizonte aún queda la mejora del convenio colectivo del fútbol femenino. Tras un año y 17 reuniones entre los sindicatos y la Asociación de Clubes Femeninos, el convenio que regule la situación laboral de las jugadores de la máxima competición española sigue sin llegar. Por no hablar de la lucha por los derechos televisivos.
Ellas lo saben y por eso se abren amablemente a todos los medios de comunicación. Muestran sus ganas, sus inquietudes y sus sueños. Sin distancias y con la cercanía de un fútbol que está mucho más cerca del periodismo que del espectáculo. Al menos por ahora. Un fútbol totalmente antagónico al masculino, mediatizado y controlado al más mínimo detalle.