¿Para qué van a la huelga las futbolistas?
Ya lo decía Marta Corredera en su discurso para conseguir un acuerdo para el convenio colectivo. Es la hora de la verdad. La hora de sentarse, de hacer autocrítica y de mirar por el bien del fútbol femenino. De trabajar para conseguir un mínimo.
🔴 Marta Corredera, en nombre de las futbolistas españolas:
🎤 “Hagamos autocrítica todos juntos y dejemos de echar balones fuera"
Sigue la reunión en directo en https://t.co/YA8uO4czhz pic.twitter.com/nXbaE3qEhx
— RFEF (@rfef) November 6, 2019
Las negociaciones comenzaron el 4 de octubre de 2018 y, tras más de un año y 19 reuniones ha sido imposible que las partes lleguen a un acuerdo. Es entonces cuando ellas han decidido hacer huelga.
El fútbol femenino ha comenzado a vivir una época dorada. El Mundial de Francia marcó un antes y un después. Plasmó el gran trabajo que desde la RFEF y los clubes se está llevando a cabo por y para sus futbolistas. El crecimiento del fútbol femenino es una realidad. Su nivel ha crecido para llegar a plantarle cara a las grandes potencias mundiales y para tener una Primera Iberdrola que comienza a llamar a futbolistas extranjeras y a las propias españolas que un día se tuvieron que ir lejos a ganarse la vida.
Un proyección que debe continuar y que está siendo tristemente empañada por la dificultad de sacar adelante el convenio colectivo. Las mujeres futbolistas no piden nada más que ser consideradas trabajadoras. Trabajadoras porque dedican una jornada laboral a realizar su trabajo, en este caso el fútbol. El regularlo de alguna manera. Realmente, ¿alguien se puede plantear que no es justo lo que piden?
¿Para qué van a la huelga las futbolistas?
Lo que quieren, entre otras cosas, es un salario mínimo de 16.000 euros anuales con una parcialidad laboral del 75%. Eso supone una cantidad de 12.000 euros anuales. Y eso quiere decir 1.000 euros mensuales... mileurista. O menos aún si lo dividimos en 14 pagas (857 euros) ¿Están pidiendo una cantidad desorbitada? ¿Es una locura luchar por algo así?
A eso se une la petición un protocolo para los casos de acoso, 30 días de vacaciones pagadas, coberturas sanitarias en caso de lesiones de larga duración y ayudas a la maternidad.
Y todo esto también lleva un trasfondo: los intereses cruzados de la RFEF y Mediapro. Ambos han trasladado su pelea por los derechos televisivos a esta negociación. ¿Hasta cuándo?