La increíble historia de los Mundiales de Fútbol Femenino, conócela
-
Quién es la máxima goleadora de los Mundiales de fútbol femenino
-
El Mundial femenino 2023: broche de oro para afianzar el deporte femenino Nueva Zelanda
-
La FIFA lo vuelve a hacer: da la espalda al movimiento LGTBI de cara al Mundial femenino
El Mundial de Fútbol Femenino es un torneo que no ha tenido mucho recorrido en comparación con la categoría masculina. Aunque la Copa del Mundo arrancó su primera edición en 1930 solo para hombres, las mujeres tuvieron que luchar para conseguir sus propios Mundiales.
En concreto, la censura al fútbol femenino llegó en 1921, cuando la Federación Inglesa decidió prohibir que las mujeres lo practicasen, ya que lo catalogaban como "un deporte inadecuado para ellas". Por ello, durante los siguientes 50 años no hubo ninguna oportunidad de crear Mundiales para mujeres mientras que el fútbol masculino crecía rápidamente. No fue hasta 1971 cuando el mismo organismo abolió la prohibición y comenzaron a prepararse todos los detalles.
Un primer Mundial con normas diferentes
En 1991 arrancaría en China el primer Mundial Femenino, 61 años después del masculino en Uruguay. Sin embargo, hubo una organización muy diferente a la que los aficionados estaban acostumbrados en esta clase de torneos.
No fue en verano, sino en noviembre, y comenzó en año impar para no coincidir con un Mundial o Eurocopa masculina que pudiera eclipsar el campeonato femenino. Tan sólo participaron 12 selecciones y los partidos eran de 80 minutos, haciendo que sólo durase dos semanas. Estados Unidos se proclamó la primera Campeona del Mundo tras vencer 2-1 a Noruega.
Ya en Suecia 1995, el Mundial Femenino comenzó a asentarse con mayor atracción al público y fue donde Noruega se convirtió en la primera selección europea en ganar una Copa del Mundo femenina ganando a Alemania en la final.
Estados Unidos 1999 dio el gran paso en los Mundiales femeninos
Estados Unidos fue la anfitriona del tercer Mundial y destacó por la buena acogida de los aficionados a un torneo que había tenido mucho éxito anteriormente. Aunque las expectativas no eran muy altas, los organizadores quisieron apostar por una mejora de calidad en estadios y recintos deportivos para las jugadoras.
En concreto, la gran final fue el mejor ejemplo del comienzo del fútbol femenino a gran escala. El estadio de Rose Bowl fue el centro de atención de todo un país que se jugaba contra China la posibilidad de levantar el título por segunda vez. 90.185 espectadores fueron a ver un partido que ganó Estados Unidos en la tanda penaltis con el recuerdo de Brandi Chastain celebrando sin camiseta tras anotar el penalti decisivo.
Canadá 2015, la edición que empezó a buscar la igualdad entre sexos
Después de celebrarse de tres ediciones (Estados Unidos 2003, China 2007 y Alemania 2011), el gran cambio se iba a producir en Canadá 2015. La FIFA quería seguir luchando por la igualdad entre categorías y amplió la participación a 25 selecciones, edición en la que la Selección Española jugó su primer Mundial.
Las ayudas de la FIFA y los presupuestos aumentaron considerablemente y fue la segunda gran revolución para mejorar la calidad de los estadios e instalaciones que permitiera dar más espectáculo a los amantes del fútbol. Por último, una vez concluyó el Mundial de Francia 2019, la FIFA volvió a ampliar el número de selecciones participantes hasta 32 y con las mejoras económicas correspondientes de cara a Australia y Nueva Zelanda 2023.