The Precinct capta a la perfección lo rutinario de ser un policía del montón en una ciudad decadente

Los mundos abiertos han tendido a ser un subgénero de videojuegos en el que lo establecido por los títulos de Ubisoft en la séptima generación de consolas simplemente ha tendido a hacerse más grande y más fotorrealista con el avance de las tecnologías y el paso de los años. Sin embargo, The Precinct lo utiliza más como un recurso para plantearte un contexto y un entorno que como una lista de tareas que ir cumpliendo. El título, desarrollado por el estudio Fallen Tree Games y distribuido por la editora Kwalee reduce la escala, recupera la vista isométrica y se landa sin miedo a mezclar mecánicas retro con ideas modernas. El resultado es un juego de policías muy entretenido. Vamos con su análisis.

Bienvenidos a Averno, una ciudad perniciosa y decadente

La historia arranca con un cliché funcional: eres el hijo de un agente asesinado, y entras en el cuerpo marcado por ese hecho. Sin embargo, el guion cumple porque la narrativa avanza de la mano del sistema de progresión. Dos bandas, La Serpiente Carmesí y los Quijados, controlan la ciudad, y tus detenciones servirán no solo para mantener el orden, sino también para recoger pruebas clave que te acerquen a esos jefes mafiosos, que fueron responsables del fallecimiento del agente Cordell sénior.

Del mismo modo, la narrativa añade dos subtramas: una hace las veces de ítems coleccionables, en la que tienes que recuperar los objetos robados de un museo. Estos estarán esparcidos por toda la ciudad, y tendrás que adivinar la contraseña de las cajas fuertes que los contienen. Algo así como el Enigma de Batman. La otra, un asesino en serie que castiga a personas conocidas que se libraron de ir a la cárcel por delitos graves. Muy interesantes.

La ambientación es uno de los mayores aciertos de The Precinct. Averno, la ciudad, es oscura y decadente. El aire de ciudad portuaria industrial caída en desgracia, que puede recordar a un lugar como Detroit, es un sitio en el que nada bueno puede suceder. Nuestra misión será castigar a todos aquellos que desobedezcan la ley e intentar que impere el orden. El apartado artístico va muy acorde, con menús inspirados en el uniforme policial, escenas de conversaciones con viñetas y artes de los personajes y un poquito de neón para aderezarlo todo.

La mecánica de detención evoca a 'Papers, Please'

Aunque, más allá de que el juego se trate de un sandbox, la mecánica principal del título es la detención de los delincuentes y la resolución de infracciones. Esta debe hacerse en un orden establecido, acorde al manual de policía que nos entregan al inicio del juego. Saltarse un paso o hacerlo en un orden distinto al marcado nos penalizará, aunque nada exageradamente relevante. Lo primero será pedir la documentación a todos los sospechosos, seguido de otros actos como el pertinente registro o cacheo. Cuando detenemos a un individuo motorizado, podremos someterles a pruebas de alcoholemia o proceder al registro del maletero. Después habrá que proceder a la imputación de delitos, acorde a la información que has ido recabando. Incluso tendremos que poner multas de aparcamiento a los coches que estén mal estacionados.

En este sentido, recuerda ligeramente a 'Papers, Please' tanto en el sentido de que estás en una posición de poder y autoridad como en la importancia que tiene seguir el proceso al pie de la letra. Por último, tanto la conducción (de coche y helicóptero) como el gunplay son efectivos y funcionales, pero no destacan especialmente sobre el conjunto ni respecto a otros títulos.

Es cierto que todo ello se siente muy orgánico, porque los delitos son sucesos emergentes que ocurren incluso cuando tú no estás cerca. Sin embargo, el loop jugable se hace repetitivo quizá demasiado pronto.

Por último, el sistema de progresión también es bastante sencillo, pero efectivo. Con la experiencia que ganas, subes niveles, que corresponden a un rango policial. Tras cada subida, ganas una ficha de que canjear en un sencillo árbol de habilidades dividido en cuatro: físico, combate, patrullaje y vehículo.

Rendimiento: el juego va bien salvo por algunos bugs puntuales

En nuestra experiencia, The Precinct arrastra algunos bugs menores —caídas infinitas, personajes saliendo volando al abrir un maletero o detenciones que se glitchean puntualmente—, pero nada que arruine la partida ni que derive en crasheos. Son errores contados, y el tipo de cosas que los primeros parches pueden solucionar sin mayor drama. Jugamos el juego al completo en Steam Deck.

Conclusiones de The Precinct:

The Precinct es una propuesta con personalidad, que apuesta por un enfoque policial poco habitual en sandbox. La ambientación, sucia y decadente, le sienta muy bien, y la mecánica de detención es un punto diferencial. El tema está en que nos hemos cansado un poco pronto de ser policías. Plasma muy bien lo rutinario de ser un policía del montón.

La integración de las subtramas y el sistema de progresión ayuda a que la narrativa no sea un simple decorado. No obstante, no siempre logra mantener el ritmo, ya que necesitas hacer muchas detenciones y recoger muchas pruebas para que la narrativa te permita avanzar.

Lo mejor: 

• Una ambientación muy lograda.
• Mecánica de detención bien implementada.
• Narrativa vinculada al progreso, que es claro y funcional.
• Subtramas interesantes.

Lo peor: 

• El loop jugable se hace repetitivo un poco pronto.
• Sistema de penalización poco exigente.
• Bugs menores.

72/100.