Como si nada hubiera pasado en el Sevilla

"Víctor, ¿Cómo estás?". Esa fue la única pregunta que escuchó Orta, director deportivo del Sevilla, tras la victoria del que todavía es su equipo ante Las Palmas. La respuesta, como de costumbre, fue la ignorancia, el silencio absoluto. Como si no hubiera pasado nada, como si una institución que, según su entrenador, "temen no solo en España, sino en Europa", estuviese firmando una de las temporadas más vergonzosas de su historia reciente. Como si una institución centenaria no hubiese vivido capítulos sonrojantes en el aeropuerto, la ciudad deportiva y en su propio estadio. Patadón pa'arriba y, como de costumbre, como si no hubiese pasado nada.

Víctor Orta, que no pudo acompañar al equipo en la previa debido a la crispación existente alrededor de su figura, pasó por zona mixta (como se puede ver en el vídeo superior de la noticia), sabiendo que las cámaras estaban allí, sabiendo que los micrófonos le reclamarían, como si no pasase nada. Es lógico, comprensible, humano, que el encargado de confeccionar una de las peores plantillas de la historia reciente del Sevilla -cumpliendo "las líneas que me puso el Consejo", según él- salude a conocidos como Oliver McBurnie, delantero de Las Palmas, pero siempre hay maneras.

Víctor Orta sabe, de sobra, cuál es su imagen en Sevilla. Sin palabras en medios nacionales más allá de las comparecencias casi obligatorias, el director deportivo se ha presentado casi a diario en los entrenamientos del primer equipo, con su teléfono móvil en la mano y una atención discreta a pesar de tener las cámaras apuntándole. Como si no pasara nada.

Y todo esto, todo sea dicho, son minucias. Evidente, no todos pueden tener el carisma o las ideas de Monchi -Óscar Arias también lo sufrió-, porque una sombra tan alargada es complicada simplemente de imitar, pero sí hay que tener la pillería de no meterte goles en propia puerta. 

Porque como decíamos, este tipo de cosas, de gestos o decisiones, serían simplezas si el equipo estuviese funcionando. Si Akor Adams, Peque Fernández, Kelechi Iheanacho, Chidera Ejuke, Álvaro Fernández, Sambi Lokonga, Valentín Barco, Saúl Ñíguez, Stanis Idumbo, Djibril Sow, Mariano Díaz, Hannibal o Alejo Véliz hubiesen rendido -algunos lo hicieron por momentos- a buen nivel (restamos a la lista a jugadores como Orjan Nyland, Soumaré, Lukebakio o Lucién Agoumé, que al menos sí han dejado detalles y puntos). Si el equipo no llevase hundiéndose en la clasificación años y dejando capítulos para el olvido. Pero no, es mejor asegurar que "he cumplido las líneas del consejo", como si no pasara nada.

La realidad, Víctor Orta, es que sí han pasado muchas cosas

La realidad, por desgracia, es que sí han pasado cosas, demasiadas, como para sonreír y hacer como si no pasase nada. Y el Sevilla, su afición, no se merece esto más.

Contaba Monchi -que también se equivocó muchas veces-, que no hay fichajes buenos ni malos, sino "rendimientos buenos o malos". El problema es que últimamente hay demasiados "rendimientos malos". El refranero prefiere contarnos que, si te fallan una vez, es culpa del otro, pero si te fallan más veces... igual el problema es tuyo. Del Sevilla, en este caso.

Y el problema en este Sevilla, o al menos uno de ellos, tiene nombre y apellidos. No sabemos si Del Nido Carrasco, principal defensor de Orta en este equipo, dará el paso o preferirá morir matando con su apuesta, pero en este Sevilla que vive pendiente de partidos de rivales de la zona baja, es evidente que sí han pasado cosas.

Y su afición ya está cansada.