En San Mamés sonará el himno de la Champions gracias al orfebre Ernesto Valverde

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Hay que dar valor al trabajo de Ernesto Valverde en el Athletic
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El equipo puede batir su récord de 70 puntos en Liga
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Valverde, orgulloso en Mestalla de su Athletic cuarto: "Es una temporada extraordinaria"
El Villarreal visitaba al FC Barcelona. Campeón a falta de dos jornadas. Y en su feudo. Montjuic. Lluís Companys. Montaña olímpica. Ernesto Valverde no se fiaba. Ni del Submarino amarillo, ni de la presencia de Iñigo Martínez en el once de Hans Flick. Se le vio navegando al gran central de Ondarroa en la subida de la Gabarra por la Ría. En el bote de su aita. Gorra con visera en un intento baldío de pasar inadvertido. "Aizu, míster, irabaz daigun partidua biziki maite dodan Athletic laugarren postuan geratzeko Liga bukatutakoan".
El técnico alemán le hizo oídos sordos. Bien por no entender "la extraña manera de hablar de este hombre", o por llamarse a andanas. Ganó el equipo groguet magistralmente dirigido por el 'orador de Careñes'. Lo que nunca se sabrá es que habría sucedido si el FC Barcelona se hubiera estado jugando la liga en el envite.

Para depender de sí mismo, Ernesto Valverde diseñó un plan que pretendía ser 'maestro'. Como en el Coliseum frente al Getafe. Cambiaba el nombre del estadio y el del rival a batir.
Mestalla nunca había sido una plaza fácil. Viajando en el tiempo, demasiado 'pasado' al parecer, le recordé a mi compañero Asís Martín el [5 - 1] de la 1968-1969, el [4 - 0] de la 1970-1971, y hasta el [4 - 1] de la 1972-1973. Domingos de Pascua. Lunes de Cornites comiéndonos el bocata junto al buzón del Ganerantz.
Era muy pequeño. Por mí corazón, sin embargo, vuelven a pasar aquellas días ventosos que sucedían a los repasos que el Valencia nos había dado en un "Luis Casanova" [sic] cuyas porterías eran tan profundas que a Iribar le llevaba su tiempo alcanzar el balón enredado en la lejanía de las mallas.

Los días de gloria se fueron volando sin que nos diéramos cuenta. 'Breve Historia del Tiempo'. Lo escribió Stephen Hawking para que tomara ejemplo a la hora de concretar mis MEMORIES. Alguien escribió que "plantamos árboles para que les den sombra a las personas que ni siquiera han nacido".
A Txingurri, hormiga infatigable y generosa, le ha tocado dar forma a este Athletic Club que camina bajo la sombra del 'Txopo'. Si no fuera por la caída en la Copa. Si la UEFA nos hubiera dejado competirle al United de igual a igual, este Athletic Club de Ernesto Valverde podría estar escribiendo las letras más hermosas de su historia incomparable.

Mestalla. Valencia. No pasa nada porque el Athletic 'se ha acostumbrado'...
Se ha acostumbrado a jugar. Se ha acostumbrado a competir. Se ha acostumbrado a ganar. Por eso a veces empata, y casi nunca pierde. Costumbre en ningún caso acomodaticia. Aunque en la costumbre se encuentre cómodo. Sucedió en Mestalla. Disfrutaba horrores yo con el [0 - 0] en el luminoso.
Cuando el espectáculo residía en la habilidad de los leones para atar en corto a sus pares. Y en la portería, Unai Simón. Puro lujo desperdiciado, por incomparecencia, en los partidos de la Europa League. Tapiada la portería, me sumía en el curativo 'juego de la espera'.

En el país que yo hábito ya nadie se preocupa. Ninguna importancia tiene. Porque el Athletic se ha acostumbrado al ruido que sus rivales meten arrastrando sus cadenas. No les incomoda. No se despistan. Van a lo suyo.
El Valencia se afanaba, siendo en vano sus intentos. Leones que no meten ruido practicando un fútbol sin estridencias. El fin y los medios. No hay debate. El Athletic va dando pasos hacia la victoria sin que nadie se dé cuenta. Es entonces, en el meollo de su juego sigiloso, que entra en escena el "secreto del orfebre".
Como inspirado por ese otro orfebre, el de Gallarta, el Athletic, dislocando las leyes del tiempo, con un solo gesto logra aunar pasado, presente y futuro. Sabiéndose que el Universo Athletic cabe en un grano de maíz, se trataba de condensar esta magnífica temporada en un gesto técnico que les permitiera amarrar a los leones la cuarta plaza.

Sonará en la Catedral el himno de la Champions. Mientras en las pantallas de San Mamés la parroquia se recrea contemplando la maravilla que nos había permitido codearnos con los clubes más potentes de Europa.
Por el corazón de los athleticzales volverá a pasar la obra de arte que fue capaz de diseñar Alex Berenguer con una bota y un balón. Fue en Mestalla. "Magia bajo la luz de la luna"... de Valencia.
• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista