La decisión de diseño de Mazda que está generando mucha polémica entre sus fans
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La marca japonesa abre el debate
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El nuevo CX-5 tiene un elemento polémico
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Por menos de 150 euros al mes puedes tener el Mazda más icónico
Mazda ha introducido un cambio significativo en la nueva generación del CX-5: una pantalla central de grandes dimensiones que reemplaza por completo los mandos físicos del salpicadero. Esta transformación ha generado un amplio debate entre los seguidores de la marca, acostumbrados a una filosofía de diseño más tradicional y centrada en la ergonomía física. La pantalla, que ahora concentra el control de funciones clave como la climatización o los desempañadores, representa un giro claro hacia la digitalización total del habitáculo.
El CX-5 es el modelo más exitoso de la firma desde su lanzamiento en 2012, con millones de unidades vendidas en todo el mundo. Por ello, cualquier modificación relevante en su diseño adquiere una dimensión estratégica. En este sentido, Mazda asegura que esta decisión responde a lo que sus clientes buscan hoy en día: una experiencia más tecnológica, intuitiva y alineada con las tendencias del mercado. La desaparición de botones físicos, sin embargo, no ha sido bien recibida por todos.
Tecnología en el centro del habitáculo del nuevo Mazda
Lo destacable en este caso es que todas las funciones del vehículo, incluidas las más básicas, deben gestionarse desde la pantalla táctil. Para reducir el riesgo de distracción al volante, Mazda ha incorporado mandos en el volante y un sistema de control por voz, intentando mantener la seguridad como prioridad. Aun así, la crítica se ha centrado en la pérdida de accesos directos físicos para funciones esenciales, considerados por muchos como más seguros y eficaces durante la conducción.
Por otro lado, esta decisión no llega de forma aislada. La marca ya había anticipado este enfoque en otros modelos recientes, lo que indica una apuesta firme por este nuevo lenguaje interior. La eliminación de botones físicos no solo responde a una cuestión estética, sino a un replanteamiento completo de la interacción entre conductor y vehículo. Llama especialmente la atención que se haya elegido el CX-5, su SUV más representativo, como punta de lanza para este cambio.
En el diseño, en el BUEN DISEÑO, la forma sigue a la función, y no la función al diseño. En un esclarecedor video, el señor Takanori Tsubaki -diseñador del nuevo CX5- dice textualmente que "la gran pantalla central enfatiza la atmósfera moderna". Es decir, que han puesto esa gran pantalla, quitando los controles físicos, para parecer más modernos, para sumarse al mainstreaming que impera en la mayoría de marcas, para abandonar la resistencia que suponía "el diseño sigue a la función", y ser uno más del montón de "pantallas con ruedas". Y luego viene Mazda y tiene la desfachatez de decir que eso era lo que SUS clientes querían... Mazda tenía unos acérrimos clientes, que encontraban en los diseños y motores de esta marca una resistencia al imperante downsizing y al sinsentido de llenar de pantallas un coche, cuando se supone que en el coche estás para mirar hacia afuera, y no hacia dentro. En fin, que les vaya fatal, que se den cuenta del craso error, y que vuelvan a lo que siempre han sido. Yo estaba esperando a comprar un CX5, pero eso no va a pasar. Elegiré un coche que mantenga los botones del clima, o si opto por uno con pantalla no será desde luego un Mazda: siempre es mejor un original que una copia. Un GLC no estaría mal.