Toyota tiene un problema cada vez más grave con este modelo

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Tenía que ser una tecnología revolucionaria, pero ya huele a fracaso
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Toyota queda como una de las señaladas por los consumidores
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Por 149 euros al mes puedes tener un SUV que es ya el gran rival de los Toyota
El Toyota Mirai, emblema del coche de hidrógeno, está generando más frustración que entusiasmo. Lo que prometía ser el futuro limpio de la automoción, se ha convertido en una pesadilla para muchos propietarios. Especialmente en California. Este era un lugar donde el coche de hidrógeno estaba teniendo cierto éxito, pero donde la red de repostaje está colapsando.
El medio Teslarati recoge varios de los casos de los cientos de conductores han perdido la paciencia. Compraron el Mirai creyendo en un cambio revolucionario, pero se sienten engañados. La falta de estaciones de hidrógeno y el alto coste del combustible han provocado una demanda colectiva. Toyota, junto con otros actores, ha sido acusada de fraude y negligencia.

Cientos de compradores de un Toyota Mirai se sienten estafados
El caso de Sam D’Anna lo resume todo. Compró su Mirai por más de 64.000 euros. Pero al salir del concesionario descubrió que no podía repostar. La estación más cercana estaba cerrada, y la siguiente quedaba a 40 kilómetros. El coche marcaba solo 35 km de autonomía. Ese fue solo el primero de sus problemas. La infraestructura prometida nunca ha llegado. Y hoy paga casi 1.100 dólares al mes por un coche que no apenas puede usar.
Otro afectado, Ricky Yap, relata una experiencia similar. En 2020 compró su Mirai con una tarjeta prepago de 16.000 dólares en combustible. Al principio, todo iba bien. Pero las estaciones comenzaron a cerrar. A veces tardaba hasta cuatro horas en repostar. Ahora, apenas lo usa.

El precio del hidrógeno se multiplica
El precio del hidrógeno también se ha disparado. Lo que antes costaba 70 dólares, ahora puede superar los 200 dólares por depósito. Una subida brutal que agrava la situación. Y mientras tanto, el número de estaciones disponibles sigue siendo muy bajo.
Toyota ha optado por dejar de vender el Mirai en zonas problemáticas como Sacramento. Sin embargo, los clientes denuncian que la ayuda que reciben es insuficiente. Vehículos de alquiler y créditos de servicio no compensan la inversión realizada.

La conclusión es clara: el hidrógeno como alternativa de movilidad no ha despegado. La infraestructura prometida no ha llegado. Para muchos, el Mirai ha sido un experimento fallido. Y Toyota, lejos de liderar el cambio, ahora enfrenta un problema de reputación muy serio.