El padre de los Márquez aplaude el comportamiento de sus hijos y valora su rivalidad: "La relación es más positiva"

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Álex y Marc Márquez están cuajando una temporada histórica en el Mundial de MotoGP. Los dos hermanos no solo están siendo la referencia en la categoría reina, sino que acumulan una racha de resultados nunca antes visto entre dos hermanos. La complejidad de lo que están haciendo es superlativa, y difícilmente alguien podrá repetir una hazaña parecida. Si bien es Marc quien está un paso por delante y liderando el Mundial de una manera claramente dominante, la confirmación de Álex como segundo candidato al título es muy real. El de Gresini ya ha ganado una carrera, está consolidado en el podio y, aunque cometa errores puntuales como en Brno, está ahí.
Desde que la temporada 2025 empezó en Tailandia, los dos hermanos Márquez han demostrado estar a un nivel nunca antes visto. Desde ese primer Gran Premio, ambos han estado en lo más alto del podio, confirmando un soberbio estado de forma y marcando terreno respecto a sus rivales. Además, fuera de la pista se han caracterizado por mantenerse con una actitud envidiable. Rivales, pero hermanos. Y eso denota lo mucho que se quieren y respetan. Porque así lo han mostrado en cada una de las ruedas de prensa o celebraciones: siempre se alegran más por el otro que por sí mismos.
Julià Márquez, agradecido por sus dos hijos
En una conversación que Julià Márquez tuvo en Brno con la CCN, se ve lo importante que es tener una familia tan 'normal'. Los Márquez siempre se han caracterizado por ser muy normales, y el padre de los hermanos lo confirma. "Empecé con mis hijos desde cero, desde muy pequeños. Siempre íbamos juntos, entrenábamos juntos, íbamos a todas las carreras juntos. Yo los llevaba en autocaravana, y me gusta estar a su lado. Su relación personal es muy buena, pero me aseguro de separar su trabajo de la paternidad. Estoy aquí con ellos, la relación es estupenda, pero no me inmiscuyo. Fuera de la pista es diferente, porque puedo comportarme como un padre", explica.
"¿Hay alguna familia que no discuta? Pero sus peleas duran cinco minutos. Después, están así. Volviendo a la normalidad. Su relación es mucho más positiva, más fuerte y más cercana, y eso es increíble. Estoy muy orgulloso de ello", zanjaba Julià.
