El regalo de Gabi Fernández a la plantilla del Real Zaragoza tras lograr la primera victoria

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Tras una semana de tensión y exigencia, Gabi compensó a sus jugadores
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Cuatro horas atrapados en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza y rescatados por una excavadora
El primer triunfo del Real Zaragoza viene con premio. Siete jornadas después, Gabi Fernández consiguió dar con la tecla y el cuadro blanquillo logró asaltar Mendizorroza para ganar al CD Mirandés gracias a un solitario gol de Sebas Moyano a la media hora. Una victoria vital para la supervivencia tras unos días de máxima tensión que acabó en 'regalo' por parte del cuerpo técnico.
Y es que tras el triunfo, Gabi obsequió a sus jugadores con tres días de vacaciones. El Zaragoza jugó el viernes por la noche en Vitoria y, tras regresar a la capital aragonesa, los jugadores han tenido tres días libres. "A las 6.00 estaré trabajando en la Ciudad Deportiva", dijo Gabi desde la sala de prensa de Mendizorroza. Por contra, el equipo no entrenó el sábado, no entrenó el domingo y tampoco hubo sesión de entrenamiento este lunes.
El Real Zaragoza, del respiro a la final ante el Córdoba
Así pues, este martes volverán a trabajar en la Ciudad Deportiva para empezar a preparar el próximo partido, en el que se medirán al Córdoba el próximo domingo a la hora de comer en el Ibercaja Estadio. Un duelo crucial entre dos equipos que ocupan puestos de descenso y que, hasta la fecha, sólo han ganado un partido cada uno.
Cabe recordar que el Zaragoza venía de una semana de máxima exigencia. El equipo realizó el sábado 18 un complicado viaje a Ceuta para jugar el domingo en el Alfonso Murube. Tras regresar de la ciudad autónoma, apenas tuvieron tres días y medio para preparar el partido ante el Mirandés, de nuevo a domicilio y en medio de una semana marcada en la actualidad por la posible destitución de Gabi.
La victoria en Vitoria supone un bálsamo de tranquilidad... a corto plazo. Tres días de descanso y cinco días de entrenamientos para preparar el duelo ante el Córdoba que también se antoja como determinante. Una victoria calmaría del todo las aguas, pero una posible derrota encendería otra vez las alarmas.
