Las decisiones drásticas de Gabi Fernández para evitar su destitución en el Real Zaragoza

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El técnico realizó una gran revolución en el partido ante el Mirandés
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Gabi insiste en que la victoria "no cambia nada" y mantiene el foco en el trabajo
Gabi Fernández salva su puesto. Al menos de momento. El triunfo vital ante el CD Mirandés da aire al técnico, cuyo puesto había estado en entredicho días atrás ante la dramática situación del Real Zaragoza, que ha tardado siete jornadas en encontrar su primera victoria. Ni aún así consigue salir de los puestos de descenso, pero al menos sí que transmite la sensación de seguir vivo.
Lo hace, eso sí, tras tomar varias decisiones importantes. Ya avisó en la previa del partido de que iba a mover al equipo. Y esos movimientos empezaron por la portería, donde Adrián Rodríguez perdió su sitio por primera vez este curso para que Esteban Andrada debutara con la camiseta del Zaragoza.
En defensa sorprendió la ausencia de Radovanovic, que hasta ahora había sido la piedra angular de la zaga. En su lugar, el técnico apostó por Pablo Insua y Tachi, dos jugadores experimentados para dar solidez al equipo.
Gabi Fernández, una revolución para ganar
Comparando su alineación en Mendizorroza con la que salió de inicio en Ceuta, sólo repitieron tres jugadores en su posición: Paul en el centro del campo, Sebas Moyano en la izquierda y Dani Gómez como referencia. Ahí podríamos añadir también a Yussif Saidu, que ejerció de central en el Alfonso Murube pero adelantó su puesto a la medular en Vitoria.
Hubo cambio de sistema, con una especie de 4-1-4-1 en el que Paul actuó por delante de la defensa para que Raúl Guti, recuperado de sus molestias, jugara con el propio Saidu en una posición algo más adelantada. Además, Marcos Cuenca fue titular por primera vez en todo el curso.
Con todo esto, la puesta en escena fue mejor que la de Ceuta, aunque tampoco era difícil. El equipo transmitió solidez y sólo concedió dos tiros a puerta en todo el encuentro. No se prodigó en exceso en ataque, pero al menos transmitió un mejor control de los tiempos, del partido, de la situación. Y ganó, que es lo más importante en esto del fútbol.
Una pequeña revolución, en definitiva, que permite a Gabi conservar su puesto. No ganar al Mirandés habría dejado muy tocado al técnico, que ya estuvo al borde del precipicio en las horas posteriores a la derrota en Ceuta. Ahora, tras el primer triunfo del curso, toca corroborar la resurrección en casa, recibiendo el próximo domingo a un Córdoba CF que también llegará en una situación dramática.
