El Citroën C3 tiene un problema que va a más
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El C3 está convirtiéndose en un problema para la marca
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Citroën tiene el que es, para muchos, el mejor coche para viajar
El Citroën C3 atraviesa un momento complejo tras el lanzamiento de su nueva generación. Aunque la acogida comercial ha sido positiva, con un elevado número de pedidos en los principales mercados europeos, el modelo se enfrenta a una creciente incapacidad para atender la demanda en los plazos previstos. La situación ha escalado hasta el punto de generar importantes retrasos en las entregas, que se acumulan desde hace meses sin una solución clara a corto plazo.
El modelo se ensambla originalmente en la planta de Trnava, en Eslovaquia, pero ante el volumen de solicitudes, Stellantis activó un segundo centro de producción en Serbia, en la fábrica de Kragujevac. Este movimiento estratégico tenía como objetivo duplicar la capacidad de fabricación y reducir los cuellos de botella que ya se empezaban a formar a principios de año. Sin embargo, la entrada en funcionamiento de la nueva línea no ha sido suficiente para compensar el desequilibrio entre oferta y demanda.
Lo destacable en este caso es que el problema no se debe a la escasez de componentes ni a parones logísticos externos, sino a una planificación industrial superada por la acogida del modelo. La combinación de versiones térmicas, híbridas y eléctricas ha permitido al C3 llegar a un espectro de público muy amplio, pero también ha multiplicado la complejidad operativa en un momento en que la cadena de suministro aún arrastra inercias de tensión.
La presión crece en el arranque del ciclo comercial
La sobrecarga de pedidos ha derivado en retrasos de varios meses en la entrega de unidades ya vendidas, generando un efecto negativo en la percepción del cliente. Algunos mercados registran tiempos de espera que superan lo razonable para un coche urbano de gran volumen, especialmente en los casos del ë-C3 eléctrico, que sufre mayores tiempos de fabricación.
Por otro lado, este escenario impacta directamente en la imagen de fiabilidad del grupo en cuanto a gestión de lanzamientos. Si bien la demanda del nuevo C3 puede considerarse un éxito comercial, la falta de respuesta efectiva en los procesos de producción erosiona parte del impulso inicial. Cabe destacar que la planta serbia incrementará paulatinamente su rendimiento, pero aún no alcanza el ritmo necesario para normalizar la situación.
El nuevo Citroën C3 se enfrenta, por tanto, a una paradoja: su popularidad ha desbordado la capacidad de respuesta, convirtiendo un éxito previsto en un desafío logístico de primer orden.