Terminan contrato... y no saben nada
El filial rojiblanco encara la recta final de un irregular curso. Con la continuidad en la categoría de bronce virtualmente lograda, la dirección deportiva del Sporting, tiene por delante la labor de planificar la próxima temporada. La segunda plantilla mantiene un importante número de incógnitas de cara al próximo campeonato. Pelayo Suárez y Pablo Fernández, dos de los futbolistas con más minutos en el equipo, llegan al final de sus contratos sin noticias sobre su futuro. Ellos mismos lo reconocieron este jueves en Radio Marca Asturias. “Nadie del club ha hablado conmigo”, afirmó Pelayo.
Con únicamente tres encuentros para cerrar la campaña del filial, y puesto el punto final a la incertidumbre clasificatoria, llega el turno de confeccionar la plantilla de la temporada 19/20. Los planes de Miguel Torrecilla se mantienen ocultos. Si la política de renovaciones en el primer equipo sigue un ritmo pausado, en el filial la situación es similar.
Pelayo Suárez y Pablo Fernández, tienen en común ser dos de los componentes del segundo equipo rojiblanco que más años suman en la disciplina gijonesa. Ambos comparten ingualmente una importancia relevante en los planes de los tres entrenadores que han llevado las riendas del filial este curso. Que su relación contractual con el equipo finaliza el próximo 30 de junio es otro punto que comparten los dos canteranos.
El central, de 20 años, en su primera campaña asentado definitivamente en el filial, únicamente se ha perdido dos encuentros en toda la temporada. Nadie suma más minutos de juego con el Sporting B que Pelayo, comandando la línea defensiva y confirmando su valor como uno de los productos de Mareo de futuro más prometedor.
El atacante candasín, que llegó a jugar de titular en el debut de la temporada del primer equipo en Alcorcón, ha sido fundamental en filial, participando en 34 de los 35 encuentros del Sporting B en la categoría de bronce y anotando dos goles. Camino de los 23 años, el próximo mes de septiembre, la edad puede ser un hándicap de cara a su continuidad en el filial, ya que en caso de repetir participación con el primer equipo no podría regresar al B.