Por valiente
Recuerdos de infancia. En mi cabeza, mientras escuchaba los cánticos, las reacciones, las críticas y las protestas, siempre bailaba la misma frase. Me la decía mucho mi madre, me la repetía una y otra vez. Daba igual el contexto, la historia siempre acababa igual: "Eso te pasa por valiente". Algo así, probablemente, habrá que decirle a Setién.
El FC Barcelona apenas tardó cuatro minutos en recibir el primer gol en el Benito Villamarín. Por valiente. A las 21.05, el equipo de Quique Setién había perdido un par de balones en zona defensiva, había cometido un penalti y estaba a seis puntos del liderato en LaLiga Santander. Todo, por valiente.
Porque guste más o guste menos, Setién podría ser tachado de cualquier cosa, pero no de ser un entrenador cobarde. Él va con todo, le salga o no, pero va pa lante, como bien dicen en Sevilla.
Y por eso empató el Barça. Por valiente. No se escondió, hizo lo que tenía que hacer -que no es otra cosa que facilitar la tarea a Messi- y se encontró el empate poco después. Le volvieron a marcar, pero en el último instante, cuando Bartra se desmayaba en el área, Busquets llegó hasta el final. Oxígeno por eso, por valiente.
Valiente (y mucho) fue Setién al hablar sobre Cruyff, el estilo y todas esas cosas que, a mi parecer, tan poco importan cuando en el fútbol pasa lo que debe de pasar: llega la victoria. El Barça ganó en Sevilla a balón parado, sin florituras, sin historias. Efectivo y suficiente para superar al rival.
Mi madre, que probablemente no leerá esta columna, se habrá enfadado mucho cuando, un poco antes del partido, le dije que me rompí el abrigo al intentar subir rápido a mi posición de prensa. Ella, con el disgusto, no ha querido hacer sangre, pero lo habrá pensado. Como a Setién, "te pasa, por valiente".