Calleja: "El Balmaseda es un coche que debe adelantar deportivos"
Manu Calleja es un motivador en el vestuario y un sofista fuera de él. Define a su Balmaseda, alternativa a los poderosos, con un símil automovilístico: “Somos como un pequeño coche que tenemos que adelantar a un deportivo; tenemos que ir revolucionados, a veces demasiado, para poder adelantar, si no, el Balma no es nada”.
El equipo encartado se ha redondeado con una notable plantilla. “Les hemos engañado”, desliza su míster, Calleja, que afirma que la remuneración es inferior “que en otros sitios”. Aprovechando el Centenario, se ha acometido un esfuerzo a todos los niveles: “El playoff de ascenso es demasiado pedir, confeccionados la plantilla a los descartes de otros equipos, a algunos de ellos había entrenado y con la confianza para engañarles y que vinieran hasta Balmaseda a entrenar”. Orlando, su segundo, fue clave por su relación estrecha con varios de ellos: “Algunos se pueden reenganchar todavía en el mercado y el Balma es un escaparate”. Acertar con los descartes y las cesiones ha hecho el resto. Boluka gestonó la captación de Intxausti y el Arenas la de Goti, que es titular y ha marcado tres goles. “Hay un vestuario unido, potente, solidario”, zanja.
El Balmaseda noqueó al líder Leioa, pero acabó embotellado y pidiendo la hora. Hubo además una confrontación virtual con David Movilla, que ha quedado aclarada por ambos cuando el tema se había embarrado en las redes sociales: “Tenemos muy buena relación, todo es fruto de un mal entendido. Ha habido terceras personas que han querido envenenar la relación de ambos, que sigue siendo cordial”. Es más, aprovechó para ensalzar a Movilla: “Es uno de los mejores entrenadores del grupo y uno de los equipos que aspira a campeón, gracias a su trabajo”.
Un pueblo de 6.000 personas, que ronde los 1.000 socios, es “algo difícil de explicar y de ahí nuestra auto exigencia de darlo todo”, comenta el ex técnico del Portugalete. Club del que guarda “amistades y amigos dentro”. Un campo, La Baluga, con fama de hostil para el contrario: “Lo decía el Negro Varela, el capitán de Uruguay en el Maracanazo: Los de fuera son de palo”, apostilla Calleja, que asevera que debe “conseguir que vayamos a otros campos y no nos influya, pero sí en nuestra casa que ese aliento que nos dan se lo devolvamos con intensidad y esfuerzo”.