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“El vuelo de la mariposa” (El por qué de la eliminación del Athletic)
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“El vuelo de la mariposa” (El por qué de la eliminación del Athletic)

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El Desmarque

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Comenzaré por decir que “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. La frase, como se desprende del hecho de estar entrecomillada, no es mía, sino el fruto chino de una sentencia proverbial acuñada en una dinastía de cuyo número no tengo la mínima intención de acordarme. No está el horno para bollos.

Vaya, otro refrán. Digamos tengamos la fiesta en paz que la risa va por barrios,  Cada uno cuenta la feria en función de cómo le haya ido, El color de las cosas a través del cristal que cada cual tenga entre sus manos. La suerte. El azar. El efecto mariposa. Vayamos al grano, que la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio tendrán tiempo de llegar…
Xabi Ferrero, hijo de Muskiz y, a la sazón, y como a él le gusta referirse a sí mismo, “periodista exiliado en Almería”, luego de la última y reciente ´victoria´ del Athletic Club ´Allí abajo´, o sea, en Sevilla capital, a las 12:25 de la noche, escribió en el wsapp de ´San Informando´ (un nido de peloteros periodistas de la primera promoción de Ciencias de la Información de la Universidad de Leioa), escribió, les estaba diciendo, algo hermoso: “El Sevilla hace historia cada año; el Athletic, cada día, un ligero matiz”.
De seguido, un cuarto de hora más tarde acaso, Asis Martín y yo nos pusimos a disparar unos tiros en el descampado de la noche. Se trataba de liberar la rabia, pero también, y al mismo tiempo, de dar rienda suelta a la emoción que a ambos nos embargaba después de la enésima gesta, proeza, epopeya o milagro catedralicio de ese ente abstracto llamado Athletic que, por sus dichos y sus hechos, por sus hechos y sus dichos, no alabados y festejados en su justa medida por el ´planeta fútbol´, debería ser nominado por la UNESCO ´Patrimonio  Sentimental de la Humanidad´.
Disparábamos a la sopa tolondra, sin ninguna obsesión por dar  en el clavo, cuando el dardo de una palabra mía se incrustó en el corazón de la diana. Docto Deseo, le dije. Athletic,  Bihotzez, le apunté. Chulos hasta pa perder, concreté. Que tus lectores no tengan que abrir los ojos al despertar para leer la crónica del partido y sus aledaños. Que escuchen. Y se dejen llevar por la emoción como en este preciso momento yo me estoy dejando llevar…
“Baila la lluvia en la calle, domingo tarde en Bilbao/ Hay un sol hecho de sueños: es la grada en San Mamés/ Y un nuevo arcoíris zuri-gorria sobre el arco de la Catedral/ Empieza la fiesta, ¡qué calor mi amor! Sin duda estar aquí ya es ganar”…
Francis, sí, pero yo, qué puedo yo cantarte, Athletic, si el poeta eres tú… El que ayer, poco antes de las nueve de la noche, protagonizó el metafórico milagro de, condensada en una nube, trasladar la mismísima Ria de Bilbao hasta el corazón de Sevilla y precipitarla en vertiginoso chaparrón sobre el rectángulo de juego del Sánchez Pizjuán a fin de que los encamisados rojiblancos desplazados al lugar de los hechos pudieran, ya de primeras, romper a cantar de manera jubilosa…
“Por el río  Nervión bajaba una gabarra, rumba la rumba la rum…/ Con once jugadores del club atxuritarra…/Rmba la rumba la rummmmba la rumba del cañón”.
'Gabarrreros' que antaño iban al carbón y ahora, desde que a Jose Iragorri y a Fede Merino les viniera a la cabeza,  convierten los estadios en caladeros y en ellos se afanan, jo ta ke, en la pesca del bacalao. Y fue así que, el estadio ya rio, Nervión que no Ibaizabal porque la canción no lo permite, la Gabarra Rojiblanca no hizo otra cosa sino bajar y bajar, ora hacia una portería, ora hacia la otra, jaleado en las orillas por las sirgueras, y a la suma, las sardineras: ¿Quién juega?...ATHLETIC GEEEEEURIA!!!
Los jugadores, al tanto de lo portentoso, bajaban con tanta firmeza y pasión hacia una y otra portería que lograron que lo liso se trocara en cuesta, pendiente en descenso acusado hasta alcanzar porcentajes tan bestiales como los de ese Angliru que en Portugalete llamamos ´Cuesta de las maderas´; calles tan empinadas como las del casco viejo de la noble villa jarrillera que canta el poeta Diez Gabiño, Portugalete, San José, calle donde se asienta el Aurkene, nombre de guerra del avezado marino rojiblanco que controlaba el rumbo de la embarcación a fin de que Beñat Etxebarria, el sabio navegante de Igorre, escuadra y cartabón, brújula y sextante, guiara a los suyos por la calle buena en busca de acaparar la preciada bandera que estaba en juego.
“Meterse mano en la grada, cantar ¡todos queremos más! / Elegancia en la victoria, chulos hasta pa perder/ Toda la historia de este fiero club vive en el mirar de un chaval/ Ilusión y ganas, ¡sí! como bandera  /Cantera de sueños y pasión”…
Si hiciéramos un ejercicio de sinceridad hasta sus últimas consecuencias, y  no cometeríamos el grave error de querer engañarnos a nosotros mismos, a la hora del comienzo del choque de ¨Nervión´ habríamos llegado a la conclusión de que afrontábamos el segundo partido de los cuartos de final de la copa de la ´ Uefa´ con la misma ilusión que nos inundaba en las últimas tres finales disputadas frente al Fútbol Club Barcelona, sí, cierto, pero también con las mismas probabilidades de someter al adversario: pocas, pero bien alimentadas por el espíritu de un equipo que, como bien dijera en su día L´Equipe, es, y será siempre por los siglos de los siglos, “Caso único en el Mundo”…
El Athletic, que afrontaba el reto ´esclavo de su edad y sus doctrinas´, rehén de aquella pifia pueril cometida por aquel león ejemplar, por aquel pedazo de ejemplar león de la Txantrea que Joaquín Caparrós adiestró de manera ejemplar para la causa, para la causa más noble del mundo, el Athletic, les decía, ante el estupor de público vario, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, fue sometiendo al Sevilla hasta el punto de, mediante el segundo milagro de la noche sevillana, convertir el Pizjuán en Coso, otra cosa que ya no era ni río ni ría, sino plaza de toros, la mismísima Maestranza, señoras y señores, esto es magia, la feria de Abril, y el Athletic, más chulo que un ocho, haciendo la bilbainada de convertir a la tropa de Unai Emery en banderilleros, maletillas, matadores  que, ante el miedo de convertirse en  toreros muertos,  reculaban a las tablas en busca del burladero,  temerosos de un toro que astado ya no era, sino leones, once, con sus garras bien afiladas y la saliva como dos ríos brotándoles por las comisuras de sus labios.
“Eoeoeoe chulos hasta pa perder/ Eoeoeoe los leones al poder/ Eoeoeoe nos los vamos a comer/ Eoeoeoe las leonas al poder”…
Los leones, al poder, sí…¡menudo poderío!  Habíamos remontado hasta la igualada y teníamos al toro cogido por los cuernos. Luego de los noventa minutos de rigor y el tiempo subjetivo del que prolonga (un árbitro cobarde hasta el extremo),  uno a dos goles en el luminoso del estadio. El mismo resultado de San Mamés. Primera parte de la prórroga, consumida. Faltan quince minutos. Para los dos. Pero era como si sólo el Athletic tuviera la potestad de llevarse la eliminatoria…
“Abro el juego hacia las bandas/ Siempre con un toque muy especial/ Triangulando, acariciando, por la media deslizando, vamos subiendo despacio/ Se calienta la afición/ Inteligencia y sudor son las claves/ Ahora hay que triunfar/ Provocando en el contacto, sorprendiendo, anticipando la jugada/ Siempre listo a rematar/ Vamos subiendo despacio/ Se calienta la afición/ Por fin se cuela hasta el fondo…/ Y LA GRADA VA A EXPLOTAR”…
Hasta el fondo. Colarse la pelota hasta el fondo de la portería, o rebasar la raya de gol por completo. De eso se trataba. Dos veces lo había hecho el Athletic por una los hispalenses. Penaltis. La mal llamada “lotería”. Mal, sí, porque no se trata de azar, de suerte o de fortuna, sino de acierto. O tal vez sí. Quizás todo sea más sencillo y nos resulté del todo comprensible y en ello encontremos consuelo si apelamos al llamado ´Efecto Mariposa´…
“El aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo” “El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo” “El vuelo de una mariposa en el oriente puede ocasionar una tormenta en el occidente”
A las 21:11 del 15 de Abirl de 2016, poco más de 24 horas después de que el balón se pusiera a rodar en un tiempo y espacio ya irrepetibles (esfuerzo vano es, pues, afanarse en el cultivo de la nostalgia), escribiendo en el mismo bar que ayer fue sede, peña y estadio, Aurkene: ¡bares, qué lugares!, luego de buscar, doy a conocer la conclusión a la que he llegado, necesitaba un por qué, y a mi parecer ya lo he encontrado, matar la incertidumbre para que desaparezca el menor vestigio de pecado.
Se trataba de dar con una razón que a los sabios, y no a mí, les alumbre deberes. Si el Athletic fue notablemente superior, así en el cómputo general como en cada uno de los dos partidos, cómo explicarnos a nosotros mismos el haber caído tan cruelmente eliminados. ¿El acierto y el error?...¿El azar, la suerte, esa diosa menor llamada Fortuna?..¿Esa milagrosa flor que en sus nalgas pegada tiene el entrenador de Hondarribia, esa que así pase el tiempo y sus estaciones no marchita?...No. Nada de eso. Se trata de ciencia. Física pura. El ´Efecto Mariposa´. El insecto que en Pekín la plaza de Tianamen sobrevuela causando en el otro lado del mundo estragos…
Remontémonos al partido de ida en San Mamés. El Athletic, que se había adelantado en el marcador merced a un sabio testarazo de Aduriz a resultas de un centro magistral de Muniain, cual apisonadora, estaba aplastando al Sevilla de tal manera que el encargado del marcador tenía el número dos en una mano, y el tres en la otra. Fue entonces que el balón se echó a volar al mismo tiempo que en Pekín una mariposa plácidamente y en solitario volaba. Cuando Muniain vio el esférico suspendido ante sus ojos, tomó la más sabia de las decisiones: cedérserselo a Herrerín a fin de que el guardameta lo apresara entre sus brazos. Sucedió entonces que, en su recorrido, el cuero fue perdiendo velocidad hasta frenarse en extremo.
Fue la mariposa de Pekín, su vuelo, ese aire que al moverse desplazaba, el efecto mariposa  fue causa y efecto al mismo tiempo, convirtiendo en gravísimo error lo que jamás habría sucedido si en la plaza de Pekín la dichosa mariposa, en vez de trajinar volando, se hubiera rendido en sueño. Cuando el Sevilla, ave carroñera a la espera del despojo, igualó lo que tan desnivelado estaba, yo me dije, o quizás musité, o se me fue la lengua y el entorno fue testigo, “Muniain, te has cargado la eliminatoria”. Injusto fui con el chaval. La ignorancia madre del atrevimiento, me llevó a cometer tal tropelía: ¡qué iba a saber yo que lo de la mariposa no era poesía sino cruda certeza!
En la vuelta, ya en la prórroga, cuando Susaeta, ´camino de Soria´, se las vio a solas con David, y el portero se venció y él le picó la pelota, cuando el cuero rodaba y rodaba camino de una red en la que cual bacalao enredarse y a la malla darle besos, a esa hora exactamente, en ese preciso momento, la misma mariposa que en San Mamés tamaño estrago causara, en la plaza de Tianamen, insecto pingo, de picos pardos, sola y de noche, como de parranda, vuela que vuela, aire que mueve, en Oriente nadie se entera, una minucia en la que nadie repara, va el insecto aleteando, calma en Oriente, mas en Sevilla, occidente, accidente, tempestad, catástrofe monumental, el Athletic es pagano, sopla el viento muy bajo, hace un frío del carajo, el corazón que se enfría, el alma que se congela, nadie da crédito, Qué bandazo ha ´dao´ el balón, como si voluntad tuviera, o teledirigido por el diablo, la suerte, el azar, el error,  acaso un bote traicionero, no, nada de eso, es el viento de Sevilla, que de Pekin viene, maldita mariposa. Cuando se cantaba el gol, las gargantas se detienen, por el nudo, respiran los andaluces, su suspiro muy profundo: qué pasa, por dios, la gente pregunta, mas cobarde calla el que en las alturas hilvana…
Penaltis. No va más. Desfibriladores. En el Aurkene, el silencio. Hay quien se sale del bar. Hay que tener cuajo para aguantar en la silla y observar. Ahora que ya ha pasado, ya sé lo que va a pasar. ¿Se lo imaginan?...¡el efecto mariposa!...Ahí va Beñat, agotado, quizás, la mente cansada de tanto pensar e inventar, el equipo él lo sostuvo…y ahora le toca acertar, allí abajo, la suerte suprema, la espada, en ese momento balón, clavársela al portero hasta la bola, busca la escuadra, jugón, tu toque es el más supremo…
Cosas como éstas entonces no se decían. Es que uno no sabía. Ni de la misa la media ni del efecto mariposa, China, Pekín, el Oriente, estábamos a otra cosa mientras la teoría del Caos se fraguaba. La mariposa. La puta mariposa. Todos pendientes de él. Y en Pekín, la mariposa. Su vuelo. El aire que el aleteo provoca. Frío allá como la muerte. Tan pronto en China…como en Sevilla. Penetra el Pizjuán, no hay cacheo. Viento asesino que se ceba con Beñat. El balón no le interesa. La cabeza y nada más. El pelo, la piel, y hasta el hueso. Hasta alcanzar el cerebro y anular su voluntad. Lo que no nadie vio, ni imaginó, ahora y de sopetón yo lo cuento. David Soria, el que tanto había pifiado, al tanto de la teoría del efecto mariposa, espabilado el chaval, clava su mirada en los ojos de Beñat, y sin palabras le dice, Anda, no es el  momento del triunfo, aún os toca esperar, golpea el balón suavemente, que sin yo  moverme a mis manos llegue, nada más. Y como dictó la ciencia, sus leyes crueles, no más.
Luego le tocó a Gameiro, a Kevin, el gol del cojo. Lisiado  y todo por la escuadra entró el balón. En Pekín la noche oscura, se ha muerto la mariposa, qué sentido tiene su vida consumada su misión…
“Baila la lluvia en la calle, viernes  noche en Portugalete / Hay un sol hecho de sueños: es la grada en San Mamés…/ Voy subiendo (a mi casa) muy despacio /Se calienta la afición/ Por fin se cuela hasta el fondo… ¡MI CORAZÓN VA A EXPLOTAR!”  Por ´Kuitxi´. Socio del Athletic Club

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  1. Muni

    Ese comentario también está muy bien, pero entonces habrá que decir que sin errores no habría goles ni fútbol. Porque si Muniain no la pifia en San Mamés lo mismo el partido de vuelta era un trámite

  2. RUBEN-SEV

    Muy bonito todo, gran partido del Athletic, pero si no llega a ser por errores de Soria no habría habido partido.

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