'Pegaso': Dos años sin el central que marcó a Di Stéfano (Y 2)

'Pegaso': El carril de la memoria (y 2). Ver Parte 1
CITA: "Recuerdos / Todo lo que tengo es memorias / recuerdos de ti.... Oh recuerdos / Todos esos recuerdos preciosos / Todo lo que tengo es memorias / los recuerdos de ti".
('MEMORIES'. Van Morrison).

El glamour de Riazor, volver a ser de 'primera', ha quedado atrás. Nada se cuenta por parte de las fuentes más creíbles. Nada se habrá  de escribir al respecto de la huida de la 'sagrada familia' camino de Ferrol. No se han hallado vestigios de la estancia del futbolista en la ciudad en la que nació ( y regalo apellido durante décadas) un caudillo tan famoso como nocivo para la Humanidad. "El Ferrol del Caudillo"... El Ferrol del... El Ferrol... Ferrol...  Del equipo ferrolano, al Badalona. Su salida de un grande como el 'Dépor' (Ferrol: como una 'descarga' para aligerar la pena), con la perspectiva del tiempo, debería ser tomada como ese cambio de aires del que tanto y bien hablan los médicos: de la mezcla de las frías aguas del Atlántico y el Cantábrico, hasta la calidez del Mediterráneo. Un curso le bastó para empaparse del salitre y el yodo necesarios.
  Logroño lo esperaba. Un curso en Las Gaunas. "Algo sucedió con Ramallets", me apunta Rastriilla. Alguno habría aprovechado para, partiendo de La Rioja, completar el camino de Santiago. Pegaso sabía, sentía, que Portugalete era su "patria, su bandera, su segunda piel", como canta Víctor Manuel.   Colgó las botas en La Florida luego de culminar una temporada con el 'Portu'. Entreno a los juveniles. Abandonó pronto la docencia. No tenía vocación de técnico. Pero siempre estaba dispuesto para suplir la baja o ausencia de un entrenador de las categorías inferiores del Club Portugalete, servidor fiel del llamado "equipo de mis amores". Aquí me formé; aquí me educaron. En especial, Martín Aroma.   Siempre  presente aquel entrenador que visitaba a sus futbolistas en la intimidad de sus hogares. Directivo, Pegaso. El más sabio en materia deportiva. Nunca presidente, pero si ese 'poder a la sombra' que se dice de los hombres que meciendo  la cuna del Club terminan por dominarlo. Para entonces, Francisco Esteban Ahedo, 'Pegaso', había inaugurado un bar en la hoy llamada calle 'Gipuzcoa'.
  El bar, su bar, 'PEGASO',  era ese mentidero en el que la polémica sobre fútbol estaba siempre presente  junto a los txikitos servidos en recipientes de culo de vaso. Allí acudía yo en las tarde- noches de los domingos para ver los resultados de Primera, y, en especial, el del 'Portu' cuando había jugado a domicilio. Rastrilla era el encargado de, con fino rotulador, escribir con bella letra los emparejamientos. Lo hacía en plantilla grande que se encajaba en el mágico tablero de aquellos domingos al sol, o a la lluvia que en Portugalete cae como en ningún otro lugar de Bizkaia.   Muchos años de directivo. Junto a su amigo Rastrilla, aquel hombre que, para facilitarle la faena a sus compañeros, iba de casa en casa con los carnés de los socios, ya mensuales, ya trimestrales, semestrales o anuales. Lo recuerdo a la puerta de mi casa. Mi ama lo atendía, Tome usted el carné, señora, Coja usted, señor, las quince pesetas. Y luego lo depositaba en mis manos, aquel carne de fino cartón, o de grueso papel, que el boinarroja perforaba a las puertas del estadio de La Florida. Tiempos celebres aquellos. La directiva trabajaba a destajo. Se reunía los lunes en el bar Minuto, en los bajos del Hotel, en el bar Morgan de General Castaños, en el bar que hoy se llama "Txiru"....
  Gracias a Rastrilla, 'la memoria viva de PEGASO', ahora se, por fin, verdades como puños. Sé que la familia era de Karrantza. Que su madre acudía todas las mañanas a la estación de La Canilla para recoger la leche que a Portugalete llegaba desde Karrantza. Y que luego iba de casa en casa de su clientela repartiéndola en aquellas medidas grises de metal. Su madre. La madre de Pegaso: Manuela 'la lechera'.   Que el Club Portugalete y él se entendieron desde el primer día. Que Elorriaga, compañero en la defensa, vivía en "El Hogar", porque era huérfano, el pobrecito. Sin padre ni madre. Pero con dos escuderos en la defensa del juvenil como Vicente 'El Pecas' y el propio Pegaso, "No nos engañemos, Luis, PEGASO era leñero", me confiesa el bueno de Rastrilla. Sánchez, Lerma, 'Refuni', Paco 'Polonia', por aquello de la droguería  familiar.   Tocó techo con el Portu conquistando en San Mames el oro juvenil que les hacia campeones. Mientras, entre semana, la directiva le encargaba a 'Txuli' la pegada de los carteles anunciando los partidos. Quince pesetas se le daba por el trabajo. Pero como le daba a la pitarra, como le gustaba el morapio, bar que visitaba txikito que se tomaba. 0,5 céntimos, media 'rubia', por cada trago. Las cuentas no le salían. Terminaba perdiendo dinero. Pero la alegría de la 'juma' no se la quitaba nadie.
  Las juntas de los lunes se remataban con una porrusalda en el 'Corrales', 50 pesetas, todo sea por el 'Portu'. La cena se cerraba con una de cartas. "PEGASO no sabia jugar al mus; él no era de  juegos de cartas", seria porque era en el terreno de juego donde le gustaba 'repartir'. "Tímido, introvertido", dos adjetivos que podrían casar con toda esa vida mía a a su lado en la que jamás le oí reír, quizás alguna sonrisa, la procesión iba por dentro, como me confesaba Rodri al comienzo de este reportaje.   "Su tienda de Deportes funcionaba muy bien, hasta que se despertó la salvaje competencia". Pegaso se recreó. Hizo "chas"... y el bar apareció ante sus ojos, y a los míos, alegre noticia, ya se dijo: "Bares: ¡qué lugares!...  Finalizando mi encuentro con Rastrilla, quise confirmarme o desmentirme con respecto al origen y al sentido de su nombre de guerra, y de paz: 'PEGASO'. En el Boletín Sestao Sport, la polémica se sirve desde el inicio... "Es curioso observar cómo un apodo cariñoso puede suplantar a un apellido, haciendo que este quede eclipsado hasta tal punto que ni siquiera los más íntimos lo conozcan a ciencia cierta.
  El caso de FRANCISCO ESTEBAN AHEDO corrobora cuanto decimos y necesariamente tenemos que añadir su nombre de "guerra" para que la mayoría sepa la identidad de nuestro jugador entrevistado: PEGASO". El lo resuelve de una manera que para mí, dadas mis expectativas, me resulta prosaica: "Me empezaron a llamar así cuando me inicié en estas lides balompédicas, porque mis características más acusadas eran la fortaleza y el aguante". Yo, sin embargo, queriendo ir más allá, me sumerjo y buceo en las procelosas aguas de mi memoria...  "Fue cosa de Martín Aroma", me empieza a ilustrar su gran amigo y compañero de Directiva Rastrilla. Aroma, su entrenador en el juvenil del 'Portu', se percató rápidamente de su juego contundente, de su fuerza, de su poderío. Por entonces estaban de moda los camiones Pegaso. Martín Aroma sabía, también, del caballo que figuraba como logotipo adherido a los vehículos.   Y le llamó un día, ¡PEGASO, y Paco Esteban Ahedo se dio la vuelta y lo miro, ¿Qué pasa, mister?... ¿Pasar?... el balón o el delantero, pero no los dos juntos. Al pie de la letra. Por eso llegó tan alto PEGASO. Ya como camión poderoso. Ya como el caballo al galope que figuraba como logotipo adherido a los camiones de la empresa. Caballo sin alas. Se las tuvieron que arrancar porque los derechos de imagen los tenía "Mobil", una empresa estadounidense que medraba con ese oro negro que se le dice al petróleo...
  Al ver al caballo desprovisto de sus alas, fue como si toda mi niñez, juventud y madurez se desmoronaran. Siempre entendí  que 'PEGASO' era por el caballo alado que Zeus usaba como montura para desplazarse por sistemas solares, galaxias y universos, en plural, porque ya entonces el culto pueblo griego sabia de los paralelismos de la existencia.   'PEGASO' era camión cuando se desplazaba poderoso a ras de hierba; caballo alado cuando se levantaba en vuelo para atacar el balón que viajaba por los aires. Me quedo con "su marcaje a Di STEFANO y la fotografía que lo testimonia". Me quedo con su seriedad que albergaba cariño y protección de padre. Jugar con el Deportivo en Riazor, y hacerlo en Primera División, lo marcó para siempre. De ahí, aventuro, su 'morriña', su 'saudade'.
  Hace dos años, dos dias antes de que el Portu machacara al Cayon en La Florida y se desprendiera del pegajoso ropaje de la Tercera, PEGASO voló. Tal vez porque quería ser "Omnicam", "Skycam", cámara, caballo alado sobrevolando el estadio de la Florida. Ezequiel Loza lo sabe. Ascenso a Segunda B, 'Pegaso'. Si  los del petróleo no te permiten  ser caballo con alas, mi 'Unicornio Azul' quiero que seas.   Y también del Portugalete, el 'club' de toda tu vida: desde la primera nota hasta el bordón final. 'PEGASO'. Punto final. Goian zaude, maestro!
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'. Futbolista, periodista, montañero, pero sobre todo escritor: cuentos, relatos, crónicas, artículos radiofónicos, literatura de viajes.