Quedan 4 partidos en San Mamés para aplaudir a Mikel Balenziaga
Mikel Balenziaga, Zumarraga, 28 de febrero 1988, ha decidido “echarse a un lado“ al final de la temporada, en realidad es donde siempre se ha sentido cómodo, al lado de sus compañeros, al lado de sus entrenadores, al lado de la afición, al lado del Athletic Club. Quedó claro que las despedidas son para Balenziaga, muchas frases para guardar en la carpeta Athleticzale, bella ciao: “Athleticzale hilko naiz“.
En la repleta sala de prensa Jose Iragorri de San Mamés se podía recoger con una pala la densidad de la tristeza del momento, Mikel enlazaba sentimientos mientras sus compañeros se iban derrumbando: «Miro al vestuario y veo con tranquilidad que la cadena está muy viva».
Para cualquier analista en la distancia será una despedida sin trascendencia una vez recogidos los datos de su última temporada, el ordenador no calcula intangibles, quien conozca el papel de este gregario de lujo dentro del día a día del equipo, Ernesto es una de estas personas, valorará la dificultad de encontrar un relevo para la capacidad del jugador de Zumarraga en la transmisión de la cadena de valores rojiblanca dentro del vestuario: “lo que más me enorgullece es haber podido transmitir a mis compañeros los valores que a mí me enseñaron cuando llegué».
Este futbolista es un experto en la superación de dificultades, en la pelea diaria por ser parte de una plantilla que en muchos casos te superan técnicamente, en el regreso Lezama, en la capacidad de estar disponible al máximo nivel a pesar de acumular semanas como aguador, si llamas al teléfono de Balenziaga de madrugada estará durmiendo con unas espinilleras y las medias puestas.
Le hubiera encantado ser diestro para compartir banda y cubrir las espaldas a su hermano De Marcos, a cambio da clases de compromiso diario y capitanía junto a Oscar en cada final de partido, no importa el resultado, sabe que aplaudir con fuerza al compañero en el error y el abrazo sincero en la soledad de la derrota es más rentable que el regocijo en los aciertos y las victorias, balón de oro en la recuperación de vestuarios.
A nivel deportivo no lo va reconocer, no es fácil ser un ejemplo en cada calentamiento, imprescindible en los esquemas de la segunda etapa de Ernesto y con Marcelino durante la larga lesión de su compañero de banda. Suma más de 300 partidos en la élite, titular en 150, en dos de estos envites con el título de Supercopa incluido en la maleta. La filosofía del Athletic Club se sostiene desde las personas, futbolistas que superan sus aptitudes con los valores de sus actitudes.
Capitán desde el primer minuto de cada pretemporada, en el terreno de juego y en la banda de calentamiento. Debutó con un 42, doce temporadas después elige todavía el 24 a la espalda, cediendo a sus compañeros año tras año las cifras nobles en sus camisetas, sabe que cada dorsal en el Athletic es imprescindible.
Nos quedan cuatro partidos en la Catedral para aplaudir a este “chaqueta verde del destajo”, que alguien ponga por favor la alfombra roja en la banda, los próximos 3 puntos serán para Balen.
No estará solo una vez colgadas las botas, seguirá en bicicleta ayudando a algún amigo en una subida complicada, cediendo el botellín de agua, echando una mano en silencio a la Harmaila, será el Olentzero perfecto en cualquier Navidad protegido por esa barba pintada de betún, mientras tanto, en algún garaje romperá el hielo a la timidez junto a sus compañeros de Orsai ayudando en alguna causa pérdida: “betidanik izan naizela ta izango naiz zuri leial“.
• Por Aitor Elizegi, expresidente del Athletic Club