La impotencia aleja el play off
Un gol esperpéntico en un horrible partido del Cádiz lo deja al borde del precipicio a una jornada del final. Ya no depende de sí mismo porque esta triste derrota lo coloca por detrás del Deportivo, que empató en Elche, y tendrá que jugar en Gijón con muy pocas opciones de jugar el play off.
Al Cádiz le costó entrar en el partido. El Extremadura parecía más centrado y con las ideas más claras, mientras que a los locales les duraba nada y menos la pelota cuando lograban recuperarla. En el Cádiz no aparecía Álex Fernández y eso ocasionaba que los ataques fueran muy sucios y sin claridad para llegar al área rival.
Los excadistas Kike Márquez y Fausto Tienza se dejaron notar en los primeros minutos, marcados por el control del juego de los visitantes. Una subida de Espina con un centro chut fue de lo más peligroso de los amarillos en los primeros 20 minutos, un bagaje muy escaso para un partido que había que ganar sí o sí.
Los pases en largo de Fali a Salvi eran una buena manera de quitar la ansiedad de no poder llegar tocando. Con el paso de los minutos, en cualquier caso, el equipo se fue encontrando más cómodo en el campo y se empezó a notar quién se jugaba más. Salvi rozó el gol con un gran disparo en el minuto 25, pero entre Álvaro Fernández y el larguero lo impidieron.
La cosa se ponía bien, pero siendo el Cádiz había que sufrir. En la siguiente jugada llegó el gol del Extremadura en una acción que no suele verse en un terreno de juego. Un despeje de Sergio Sánchez rebotó en Pomares y pilló adelantado a Cifuentes cuando el balón estaba a 30 metros de la portería. Peor suerte, imposible.
El Cádiz tenía que sobreponerse y pronto. Aketxe y Espino buscaron el empate con sendos lanzamientos, pero no tuvieron la fortuna del Extremadura. En los últimos minutos del primer tiempo se siguió palpando la impotencia de un Cádiz que necesitaba más tensión y más recursos para hacer daño en ataque.
La segunda comenzó con Querol en el campo. Cervera quitó a Correa y le dio toda la banda a Salvi, un cambio habitual en el técnico amarillo. El jugador llegado en enero pasa por un buen momento y le dio mordiente al equipo, que metió a los de Almendralejo en su área desde el primer momento.
Las ocasiones no llegaban y el árbitro, De la Fuente Ramos, sacaba de sus casillas a los jugadores amarillos con decisiones incomprensibles. El Cádiz estaba lejos de la remontada cuando faltaba una media hora y Willy estaba a punto de hacer el segundo en una jugada aislada.
Estaba también Rennella en el campo, pero las ideas seguían faltando. Javi Álamo, en otra contra, perdonó el segundo con un tiro cruzado en el minuto 66. El Cádiz estaba contra las cuerdas porque no superaba su ansiedad ni la ausencia de jugadores que marcan la diferencia.
Los últimos 20 minutos los vivió el Cádiz con tres delanteros. Mario Barco se unió a Querol y Rennella en un equipo en el que los extremos, Salvi y Jairo, los extremos, hacían de carrileros. Todo estaba pensado para llegar al área y crear peligro, pero el portero del Extremadura no había tenido que intervenir en toda la segunda mitad. Querol firmó dos acciones espantosas, con dos disparos horribles cuando estaba en una excelente posición.
Aketxe sí obligó a emplearse al guardameta visitante con una falta lejana en el minuto 77. El partido era una locura de ataques sin control por parte del Cádiz, que buscaba a la desesperada al menos un empate que le diera la vida en la última jornada. La afición se animaba a sí misma para no perder la fe.
Álvaro Fernández se mostró muy seguro en todas las faltas laterales lanzadas por Aketxe, que era el clavo ardiendo en el que se apoyaba el equipo. Mario Barco tuvo un fallo inconcebible solo ante el portero y un cabezazo de Querol se marchó a córner en la última ocasión del encuentro. Un triste final para un equipo que demostró que no está para mucho más.