Póker para todos
Mientras en Las Vegas se celebra estos días el más grande torneo de Póker a nivel mundial, las World Series, con unas ganancias en premios estratosféricas, en Marbella, este fin de semana, una madre y un hijo acuden a un atractivo torneo. Entre Las Vegas y Marbella, entre los jugadores que allí resulten vencedores y los que participan en la localidad malagueña en este Festival organizado por PokerStars, puede parecer que hay un mundo, una distancia insalvable, pero nada más lejos de la realidad.
Posiblemente el mundo del póker sea uno de los pocos en los que la competitividad, la fórmula, el formato permite a un aficionado convertirse en profesional, o sentirse como él. En los deportes de referencia, en los más profesionalizados, o en torneos competitivos tipo Challenge, nadie podría imaginarse jugando con Rafael Nadal, o contra Messi. El póker es diferente. El póker es de todos, y hay fórmulas que lo permiten. Es uno de los muchos ingredientes que tienen enganchado cada vez a más y más gente, a más y más jugadores.
El Poker Stars Festival de Marbella es un buen ejemplo de ello. Y no solo porque estos días se repartan en las salas del casino del H10 Hotel tres Platinum Cards para un espectacular torneo en las Bahamas, PokerStars Players No Limit Hold’em Championship (PSPC), con millones de dólares en juego. Por eso evidentemente, también. Pero es un buen ejemplo este Poker Stars Festival porque consigue acercar el póker a la gente, consigue que el aficionado se sienta jugador y viceversa, permite en definitiva tener el juego que tanto enamora al alcance de la mano por cantidades que quizás no sea tan asequibles cuando hablamos de torneos del máximo nivel.
Tiene un amplio abanico, desde entradas de 2.000 euros a entradas de menos de 300 euros. Y con todo el abanico en las diferentes modalidades de torneo se puede llegar a lo más alto, a ganar una Platinum Card, pero sobre todo a lograr premios de entre más de 100.000 euros y más de 1.000.
El Festival de Marbella permite que muchos jugadores procedentes de internet (casi el 30%) desvirtualicen el juego, tomen contacto con el tapete, con el cuero de la mesa y el tacto de las cartas. Permite que hasta una madre con su hijo se acerquen a echar un fin de semana con el gran reclamo y atractivo del póker, o que un grupo de amigos coja carretera y pase un fin de semana soleado en la Costa del Sol con intervalos de la glamourosa oscuridad de la sala de póker. Festivales de este corte permiten, en definitiva, disfrutar del póker y un fin de semana de playa, piscina y cartas por unos 500 euros... y tener la opción de ganar por valor de 30.000 y acudir a las Bahamas.