Despedida con victoria del Bilbao Basket en el 'partido de la basura' (84-88)

Ver las gradas del Helliniko Olimpic Arena de Atenas con menos gente que en un bar de potes fue el mejor indicativo del entrenamiento oficial que el Panionios y el Bilbao Basket han celebrado este miércoles en la intrascendente despedida de ambos del 'Last 32' de la Eurocup con victoria MIB (84-88). La gran duda en realidad estriba en saber cuando regresará un equipo bilbaíno a la competición continental.

 
De momento habrá que quedarse con que se acumulan dos triunfos consecutivos antes de medirse este domingo al Gipuzkoa Basket en Miribilla en un choque vital. Con el gran acierto en los triples (11/20) o con el buen partido de Kavaliauskas, Samb y Markota. 
Ya había advertido Rafa Pueyo que era día para rotar y para dar minutos para los menos habituales, a lo que contribuyó un proceso febril de Germán Gabriel, pero el cinco inicial estuvo formado por mucho peso pesado con Raül, Vrkic, Mumbru, Hervelle y Kavaliauskas en liza. Les costó un poco entrar en calor tal vez al jugar hoy sin infierno griego, y se dejaron encajar un 6-0 de salida en pleno concurso de mates particular de Errick McCollum. El killer de este ya difunto Grupo L.
Pero fue solo hasta soltarse el tedio, porque los helenos, perdedores de todos sus partidos, acabaron pronto con su inesperado fulgor hasta comerse un 0-13 que puso a los bilbaínos con +7 merced a un inmaculado 2/2 en los tiros triples. Un roto que permitió dar paso a Samb y Markota en momentos desconocidos para ellos como son los de un primer cuarto. De ahí en adelante el partido fue siempre vizcaíno.
Samb, minutos estelares 
El pivot senegalés, por cierto, regaló un taponazo y un mate a la tele, porque en el campo nos encontramos con una de esas citas fantasma en las que los chirridos de las zapatillas eran tan agudos que hasta producían dentera. Se oían hasta las respiraciones allí. Con decir que 300 asistentes dijo la estadistica oficial, debían ser los valientes 300 espartanos del paso de las Termópilas. En fin,... Mamadou, rey de la zona, firmaba el +9, que fue la primera gran distancia en un primer acto frío, frío, en el que jugaron hasta 10 hombres de negro y que finalizaba con un claro (14-22) doblando en rebotes a los locales.
Un pseudo alley-hoop de Grimau y otro triple de Pilepic alzaban la distancia hasta los 11 puntos (18-29) al inicio del segundo cuarto, en el que los de Sfairopoulos seguían peleados con la línea de 6'75. Hasta 0/8 llegaron a escribir los griegos en su planilla mientras Roger colocaba el 20-33 en el luminoso, amparados los bilbaínos en una cómoda zona 2-3 que Milbourne fue el primero en atacar acertadamente con un buen lanzamiento exterior.
El menos entonado de los MIB, para variar, era Zoran Vrkic, y por su lado trataron los anfitriones de recortar distancias con la rapidez de sus norteamericanos. Pero en la pintura no había color. Kavaliuskas cogía el relevo de Samb para torturar a sus pares anotando canastas fáciles manteniendo siempre el colchón en torno a los 10 puntos de ventaja.
Y la verdad es que tan solo algunos ataques mal planificados habían impedido hacer una verdadera sangría con los hijos de Zeus, porque su 1/11 en triples y el 10/20 total en rebotes se merecía mucho más castigo que el (39-46) con el que se llegaba al descanso. Pero la modorra a veces llega para todos, espectadores y jugadores inclusive. Hoy os lo perdonamos chicos, de verdad, este partido no valía para casi nada, como mucho aquello de la vergüenza torera de un equipo profesional. Poco más.
Desastre griego en el tiro exterior
A la vuelta el equipo de Pueyo entró en modo empanada poniéndose los atenienses a tres puntos (48-51) debido a la falta de tensión vasca y a las ganas de Symtsak. Pero un par de triples de Mumbrú y uno de Bertans devolvió las cosas a su ser (53-63), con la ventaja de que los rivales seguían demasiado precipitados en sus tiros fallando ataque tras ataque. Mientras los hombres de negro acribillaban el aro (12/18) en triples, con Markota también on fire, los griegos llegaban al 53-66 con 2/17 desde la línea mágica. Un mundo de diferencia, que clausuraba el tercer acto finalmente con 57-68.
Kavaliauskas retornaba con fuerza en el último acto para establecer la ruptura definitiva del choque al colocar el 59-75 que daba por zanjado el simulacro vivido en Atenas. Los minutos de la basura del partido de la basura fueron marcando hitos, como el 62-80 que supuso una fácil bandeja de Grimau ante un enemigo roto por todas sus costuras. Sólo quedaba rogar a los árbitros para que los cinco minutos restantes se jugaran a reloj corrido. No coló la súplica y se hizo eterno llegar al 84-88 final con Fran Pilepic de base. Al menos a Sergio Sánchez le dio tiempo a anotar un tiro libre cobrando protagonismo en la estadística en la que hay que destacar los 17 puntos de Langford, máximo anotador de la desangelada cita.
Punto final a la trayectoria europea del Bilbao Basket que ahora debe centrarse en llegar a los play-off de la Liga Endesa y en resolver su futuro económico. A 20 de febrero no hay la menor noticia de acuerdos ni de empresas que pongan dinero para transtorno de jugadores, empleados y afición.