Sergio Hernández: "Lo mejor que dejó la Generación Dorada fue una idea"
A Sergio Hernández se le ve cómodo y feliz. En su segunda etapa como entrenador de la selección argentina de baloncesto su discurso transmite entusiasmo, seguridad por su experiencia con el grupo y plena confianza en un método de trabajo refrendado por los resultados.Antonio Martín Guirado
"La Generación Dorada", aquella compuesta por hombres como Manu Ginóbili, Pepe Sánchez, Fabricio Oberto, Luis Scola, Andrés Nocioni, Walter Herrmann y Pablo Prigioni entre otros, "lo que mejor dejó no es el oro (Juegos Olímpicos Atenas 2004) ni el bronce (Pekín 2008), sino una escuela, una idea, de qué debe hacer Argentina para competir internacionalmente", valoró el técnico de 51 años.
Y a ese trazado se remite Hernández "a pesar de la escasez de centímetros, de jugadores atléticos, de los pocos habitantes del país y de la poca política deportiva", un punto en el que se detiene especialmente para lamentar la escasez de jóvenes practicando deportes federados.
"De ahí todos los deportes tienen que tomar, así que la base de la pirámide es muy pequeña. Por eso tanta apuesta por el juego colectivo y por la ciencia del juego, sin hablar del carácter y el temperamento que siempre marcan al argentino en sí: es competitivo, es feroz", manifestó el de Bahía Blanca.
Eso hace que, independientemente de que haya ausencias en el bloque argentino para los Panamericanos, liderado por hombres como Facundo Campazzo o Nicolás Richotti, "el deseo siempre está".
El deseo, asegura, lo utiliza no como una presión extra, sino porque le interesa para que el bloque "crezca".
"Sólo hay que hacer tu trabajo lo mejor que puedas", afirmó.
"Eso comienza en el día a día, desde el primer día de preparación. Hay que buscar la excelencia tuya. El éxito no está siempre en ganarle al otro. Eso es un error. Eso hace que a veces no tengas éxito, incluso aunque ganes. El éxito está en ganarte a vos mismo, en desarrollarte cada día un poco más", manifestó.
El bahiense ya dirigió al combinado argentino entre 2005 y 2010, conquistando múltiples medallas. También ejerció como asistente de Julio Lamas en el equipo olímpico de Londres 2012.
"La selección siempre es motivo de orgullo y felicidad", declaró el "Oveja".
"Algunos a veces prefieren decir que no representan al país. Nosotros sí lo representamos, definitivamente. Es realmente una sensación plena, de máxima alegría e ilusión", indicó el técnico, que admitió que encuentra "mucho placer" en la formación de un grupo joven como el que presenta en los Panamericanos de Toronto.
"En mi primer proceso, entré tras entrenar sólo en la Liga Nacional y pasé a dirigir a 12 hombres, de los cuales 11 venían de la NBA y de equipos punteros en Europa. Todos tenían más experiencia internacional que yo. Sólo Leo Gutiérrez jugaba en Argentina", rememoró.
"Hoy es diferente", admitió.
Hernández, convertido desde entonces en un rostro decisivo del "basket" argentino, sabe que ahora puede "transmitir una experiencia sobre formación de jugadores muy grande".
"Eso no es sólo mover los pies, mejorar el tiro, la lectura de juego... Hay muchas otras cosas que los jóvenes necesitan para mejorar sus hábitos y su proceso de transformación en profesionales. Ahí hay un poco de confusión. No es sólo entrenamiento deportivo", declaró.
Hernández es consciente de que en Argentina no hay paciencia cuando se habla del relevo para la Generación Dorada. Pero el cuerpo técnico sí la posee y sabe lo que tiene entre manos.
"Pensar que eso puede volver a pasar rápido es como creer en serio que Dios es argentino", sostuvo. "Muchos creemos en Argentina que lo es, pero Dios es de todo el mundo. Le puede pasar a otro", agregó.
La clave, para él, es el trabajo desde abajo, cuya estructura considera que se debe mejorar.
"Trato de explicar a la gente, sin quitarle la ilusión, que Argentina no es una potencia mundial en baloncesto", apuntó.
Tampoco considera que lo sean España o Francia, "que hoy están en la cima".
En el caso de Argentina, se dio una camada con pocos años de diferencia que escribió una de las páginas más brillantes del deporte mundial.
"Con semejante cantidad de monstruos juntos y un proceso de formación bastante bueno. Igual que los inicios profesionales en el país y el éxodo a Europa y la NBA. Todo eso se le devolvió a la selección y la convirtió en una de las mejores selecciones argentinas de la historia en cualquier deporte", señaló.
¿La próxima? Paciencia. Se está trabajando.