Madrid, otra vez (19:00)
Ahí está, Madrid 10 años después. La mutación fue trascendente una década más tarde en el Unicaja. Siempre conviene hacer retrospección para cerciorarse del progreso. También del deterioro. Hubo tiempos de zozobra, pero también se abrieron las vitrinas de Los Guindos. Esta tarde el club malagueño se reencuentra con el lugar donde más cerca estuvo de una Copa del Rey desde la añorada Zaragoza. Palacio de los Deportes entonces, hoy Wizink Center. Desde la final de 2009 sólo ganó un partido, en Gran Canaria. Se abre una nueva página, la primera con la impronta de Luis Casimiro.
El manchego abrió una nueva etapa en agosto en Málaga. También podría decirse que retomó la que dejó abierta. Es curioso el tiempo. Aterrizó desde Gran Canaria para buscar lo que allí tenía. Desembarcó para almorzarse el plato que le dejó en el mantel a Repesa. Marcha por los cauces exigidos el equipo cajista, ahora cabeza de serie en la Liga Endesa y en cuartos de final de la Eurocup. Los mínimos exigibles se tachan. Puede, y debe, haber debate si hay puntos de mejora. Las experiencias coperas recientes abren un abanico de progreso amplio para la cita capitalina.
Le llega un instante culmen al Unicaja en buen momento. Los que saben insisten en que las dinámicas previas no interfieren, pero sí pueden alzar o bajar el dedo en contextos puntuales. Celebrar dos tiros ganadores supone una inyección de moral para volver a acordarse de ese baloncesto vertiginoso y divertido que los malagueños practicaron en los primeros meses. Hubo piedras en el camino que condujeron a alguna que otra tribulación, pero la plantilla recuperó el equilibro. Hoy vuelve a correr.
Jaime y Beirán, un duelo al sol
Una de las simas la cavó el Iberostar Tenerife, un equipo temible. Este jueves estará agazapado en la trinchera enemiga. Una hidra en las manos de Txus Vidorreta, al que le fluye su sapiencia en la isla. Un conjunto que hace de la generosidad un arte para aniquilar. El grupo, su principal virtud. Filosofía similar a la que quiere instaurar Casimiro en Málaga. Llegados a este punto, esa abultada derrota parece una buena noticia. Cuestión de perspectiva. El aviso no llegó en el día crucial. No obstante, el contexto guarda pocas similitudes con el liguero. Es la magia de la Copa.
Si Jaime Fernández vive su momento, Javi Beirán también. Un duelo al sol entre los dos jugadores nacionales de la ACB. Por ahí también puede resquebrajarse la eliminatoria. No obstante, el duelo se ata con varias cuerdas. En el Carpena hubo interesantes despliegues tácticos. Las tablas del Wizink será el tablero de una batalla feroz entre Vidorreta y Casimiro. Será interesante ver las cartas que aún andan guardadas.
Suárez, la única incógnita
Sorprendió la marcha de McFadden del Iberostar, por la cercanía de la Copa. También por el talento que había demostrado meses antes. Un torrente anotador al que apagó una lesión. No encontró después el interruptor el americano, que salió por el sótano. Un arma menos a desactivar, por más que el entrenador cajista le restase importante. La incertidumbre está ahora en el lado malagueño. El estado de Carlos Suárez podría ser desconcertante. Algo parece obvio, su máximo nivel no está cerca. Su impacto puede trasladarse a minutos concretos. En la previa se hará el cónclave para ver qué se hace con el de Aranjuez, en la fase final de una rotura de fibras en el gemelo derecho.
Un día para volver a demostrar grandeza. Para recuperar el luego natural que corresponde por historia. Para responder a unas expectativas correctamente enfocadas. Un partido para volver a honrar el escudo, en un lugar donde se escondió el champán 10 años atrás. El Unicaja de Casimiro demostró que tiene herramientas para dar ese brinco. Tendrá que decirlo en un escenario titánico. La Copa del Rey, ese reto ciclópeo. En Madrid, sí. Otra vez.