Demasiado Kazán para el Cajasol en la final (92-77)
Unics Kazán | 92 | 77 | Cajasol |

Y ANASTOPOULOS, PANAGIOTIS [GRE].
Valencia, 1999. El Cajasol, que se ha cargado al anfitrión Pamesa y al Barcelona en cuartos y semifinales de la Copa del Rey, llega a la final ante el TAU en un estado de forma espectacular. Ha perdido por lesión a su segundo base Salva Díez pero se agarra a Turner en el duelo con Bennett. Domina el primer tiempo, pero Turner se lesiona y se queda sin un hombre que mueva la bola. Acaba perdiendo 70-61. En Treviso, Calloway ha podido jugar, pero mermado. Para colmo, el mejor jugador del rival era Popovic, su base, que ha dado un clínic. Por ahí ha empezado a perder el Cajasol una final a la que ha salido dormido. Y ante el equipo que tenía enfrente, eso ha sido un suicidio. De todas formas, el tiempo servirá para valorar la maravillosa andadura de los de Plaza, que ya es leyenda como Petrovic e Imbroda, en esta Eurocup.
La primera parte fue un desastre. Los rusos siempre encontraban pasillos para las penetraciones y anotaban sencillo o doblaban balones para machacar el aro del Cajasol desde el exterior. Popovic, veteranísimo y superior a Satoranski, llevaba a cabo una dirección magistral de partido y Lampe destrozaba por dentro a Davis y a Triguero. Lyday no era el problema. Todo eran problemas. La defensa del Caja no aparecía y en ataque era imposible seleccionar bien el tiro.
El hueco en el marcador se fue abriendo hasta los 20 de ventaja para los rusos en el minuto 15, (40-20), momento en el que el equipo de Sevilla, tras una técnica a Plaza, empezaría a reaccionar. En un abrir y cerrar de ojos se ponía en 42-30 y parecía, al menos, que comparecía en el partido, pero dos triples de Popovic y Pashutin devolvían al Cajasol a la triste realidad, (49-30). Al descanso, después de mucho remar, el resultado era de 51-36. Los porcentajes rusos lo decían todo. 52% en tiros de tres, 60% en tiros de dos y 90% en tiros de uno.
La reacción de verdad llegaría en el tercer cuarto. La defensa volvía a ser la de la semifinal y en ataque Satoranski empezaba a leer el partido. Por dentro, Katelynas y Triguero ganaban la partida a sus pares y el marcador se apretaba hasta el 55-48. A partir de ahí el Kazán volvía al partido y el cuarto concluía 71-62.
Con diez minutos por delante, el Caja necesitaba una hombrada. Remontar nueve puntos a un rival de enjundia. Difícil, pero no imposible. De todas formas, Popovic generaba superioridades que Lampe aprovechaba dentro para no dejar al equipo de Sevilla ninguna posibilidad. Los minutos pasaban en medio de la impotencia de un Cajasol que ha firmado una de las páginas más bellas de su historia y que suma un subcampeonato más (tras los dos de liga y el de copa) a su palmarés.
Lo peor es que la temporada, con la liga tirada a la basura desde hace tiempo, toca a su fin. Es el momento de agitar el mercado, buscar soluciones a los problemas ofensivos y apuntalar un proyecto a largo plazo de la mano del técnico actual, el mejor de largo que ha pasado por Sevilla en muchos años. La línea está marcada. Ahora queda trabajar.