Vuelve el Toyota MR2, y con un motor bestial

En un momento de transformación para la industria automotriz, donde la electrificación parece ser el futuro, Japón sigue apostando por una filosofía diferente. Mientras muchos fabricantes se enfocan en coches eléctricos, Toyota mantiene viva la esencia de la conducción clásica. La marca prepara el regreso de tres de sus grandes mitos: el Celica, el MR2 y el LFA firmado por Lexus. En este caso nos centramos en el segundo.

Toyota, aunque pionera en tecnología híbrida, no ha olvidado su legado deportivo. Modelos como el GR86 y el GR Yaris demuestran que la marca sigue comprometida con el motor de combustión interna y la pasión por los motores de gasolina. Estos vehículos recuperan la esencia pura de la conducción, con sensaciones al volante que el mundo había perdido. Según Akio Toyoda, presidente de la marca, se busca revivir los tres grandes, lo que supondrá el fin de algunos modelos actuales de la línea GR, como el Toyota Supra.

Toyota quiere recuperar tres modelos icónicos, entre ellos el MR2

A diferencia de lo que muchos pensaban, Toyota tomará el control total del desarrollo de los futuros MR2 y Celica, tras un fracaso en su colaboración con BMW. Ambos modelos contarán con un motor turboalimentado de 2 litros y cuatro cilindros (denominado G20E), una unidad que ya se mostró en un GR Yaris modificado el año pasado. Los primeros rumores indican potencias de entre 400 y 600 caballos, cifras que no dejan indiferente en los estándares actuales de la marca.

El MR2 será el sucesor del Supra, adoptando una configuración que promete emociones fuertes a los conductores. Y en cuanto al tamaño, se espera que el MR2 sea ligeramente más compacto que el Celica, algo que podría proporcionar una conducción más ágil y deportiva. Toyota parece tener claro que cada modelo debe tener una identidad propia, lo que permitirá a cada coche destacar en su categoría.

Aunque aún no hay plazos confirmados, se espera que los tres modelos estén disponibles antes de que termine esta década. En cualquier caso, Toyota se enfrenta a la difícil tarea de cumplir con las normativas de emisiones cada vez más estrictas, lo que plantea dudas sobre cómo logrará homologar estos deportivos de combustión.