El Mercedes GLC ha sido durante años el SUV estrella de la firma alemana, y aún hoy continúa siendo el modelo más vendido de la marca alemana en España. Sus virtudes están claras: diseño atractivo, gran calidad de acabados, comportamiento dinámico refinado y un interior amplio y tecnológicamente muy avanzado. Sin embargo, su posición dominante en el mercado está empezando a tambalearse.
El principal problema del GLC es su precio de acceso, que parte de 61.801 euros y no presenta ofertas en su página web. Y eso que la nueva versión ya está en camino. Esto lo coloca en una posición delicada frente a rivales como el Audi Q5, BMW X3 o Lexus NX, que están lanzando agresivas campañas de promoción. El GLC, por el contrario, no cuenta con ofertas destacadas, lo que lo hace menos competitivo a ojos del consumidor.
Además, aunque el motor 200 de gasolina con sistema MHEV ofrece 204 CV, tracción total y etiqueta ECO, su rendimiento no destaca frente a lo que ofrecen sus rivales por un precio inferior. Con un consumo medio de 7,1 l/100 km y una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos, muchos compradores esperan más por el precio que se paga.
En cuanto al equipamiento, es cierto que el GLC viene muy completo desde la versión de acceso. Sin embargo, buena parte de los elementos incluidos, como el sistema MBUX, asientos calefactables o integración con smartphone, ya son estándar en modelos mucho más asequibles, lo que diluye el efecto “premium” que se espera en este segmento.
Otro punto débil que comienza a hacer ruido es la complejidad tecnológica del modelo. Algunos usuarios reportan problemas en el sistema de infoentretenimiento, errores puntuales en asistentes a la conducción y costes de mantenimiento elevados, lo que genera frustración en propietarios que esperaban una experiencia sin fisuras.
Por último, el estancamiento comercial del GLC en algunos mercados europeos es un síntoma preocupante. La falta de renovación inmediata, unida a la presión de los SUV electrificados y la caída en la demanda de modelos de combustión caros, están pasando factura.