Opel demuestra que no necesitas un diésel para tener consumos muy bajos

-
Opel acierta con esta versión de su SUV más top
-
Opel abre la caja de los truenos con una bajada de precio atronadora
El Opel Grandland GSe híbrido enchufable ha logrado superar los 1.000 kilómetros sin repostar en una prueba real de larga distancia, reafirmando el potencial de los sistemas PHEV frente a los tradicionales motores diésel. Con una mecánica que combina un motor de gasolina con dos unidades eléctricas, este SUV de tracción total y 300 CV ha registrado un consumo medio de solo 4,7 l/100 km en condiciones reales, incluyendo tramos rápidos y uso urbano, sin recurrir al diésel.
El sistema de propulsión permite al Grandland GSe alcanzar los 100 km/h en solo 6,1 segundos, con una velocidad máxima de 235 km/h. A pesar de estas cifras propias de un SUV de corte deportivo, su eficiencia energética destaca especialmente cuando la batería de 17,9 kWh está completamente cargada. En ese escenario, puede recorrer trayectos diarios sin apenas activar el motor térmico, con consumos que bajan a cifras próximas a los 1,2 l/100 km en uso mixto.

Lo destacable en este caso es que el Grandland GSe no necesita recurrir al diésel para ofrecer una autonomía total que rivaliza con la de los SUV más eficientes de generaciones pasadas. El sistema híbrido se apoya en una gestión inteligente de la energía, recuperando electricidad durante las frenadas y los descensos, lo que extiende la autonomía eléctrica más allá de los valores homologados. Este equilibrio entre rendimiento y eficiencia permite cubrir largas distancias sin sacrificar dinamismo ni confort.
Una alternativa real de Opel al diésel en clave SUV
La estrategia de Opel con este modelo confirma que el híbrido enchufable bien calibrado puede sustituir con solvencia al diésel en el segmento SUV. En situaciones de uso mixto, donde se alternan trayectos urbanos y viajes por carretera, la tecnología PHEV permite aprovechar lo mejor de ambos mundos: el ahorro del motor eléctrico y la autonomía del térmico. Esta dualidad, además, no compromete las prestaciones ni la capacidad de respuesta en situaciones de demanda alta.
Por otro lado, el planteamiento mecánico del Grandland GSe demuestra que eficiencia no es sinónimo de renuncia. A pesar de su potencia elevada y su enfoque dinámico, consigue cifras de consumo que hasta hace poco eran exclusivas de compactos diésel de baja cilindrada. Por todo ello, Opel lanza un mensaje claro: los SUV potentes y eficientes ya no necesitan gasóleo para ser una opción racional.