No es modelo más bonito de Skoda, pero si el familiar más barato que puedes comprar

El Skoda Scala nunca ha sido un coche que entre por los ojos. No tiene ese aire atrevido del Fabia ni la elegancia del Octavia. Pero cuidado: bajo esa apariencia discreta se esconde uno de los familiares más prácticos y baratos del mercado. Es el típico coche que no presume, pero cumple. Y mucho.

Puede que no te enamores de él a primera vista. Pero cuando veas lo que ofrece por lo que cuesta, empezarás a mirarlo con otros ojos. El Scala no busca llamar la atención, busca hacerse imprescindible. Y ahí, pocos pueden competir.

Es Skoda Scala arranca por debajo de los 18.000 euros

Por 17.900 euros, o 110 euros al mes, te llevas un coche nuevo, completo y espacioso. No hay muchos así. La fórmula es sencilla: pagar poco, tener mucho. Entrada razonable, cuota final asequible, y sobre todo, la tranquilidad de conducir algo que no gasta ni da problemas.

Su motor 1.0 TSI de 95 CV no rompe récords, pero mueve con soltura a este compacto alargado. Acelera de 0 a 100 en 10,8 segundos, alcanza 192 km/h y apenas bebe 5,1 litros a los 100 km. No es un GTI, pero te llevará de viaje con la familia sin que el depósito te deje temblando.

Un equipamiento muy razonable

Donde realmente brilla el Scala es en el espacio. Su maletero de 467 litros es de los más grandes del segmento, y si abates los asientos traseros, llega hasta 1.410 litros. Ideal para maletas, bicis o esa mudanza improvisada que siempre llega cuando menos te lo esperas. Y con sus 4,36 metros de largo, el Scala se maneja fácil por ciudad y estable en carretera.

Por dentro, no hay lujos, pero sí comodidad. Aire acondicionado, pantalla táctil, Bluetooth, volante de piel y llantas de aleación vienen de serie. Y si subes de versión, puedes tener techo panorámico, asientos calefactables y hasta ayudas a la conducción que te harán sentir en un coche mucho más caro.