El Fiat más espectacular está en peligro
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Abarth no pasa por su mejor momento
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Stellantis tiene a la marca deportiva en el punto de mira
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El Fiat que es, para muchos, el más feo de la marca
El futuro de Abarth atraviesa una de sus etapas más delicadas tras abandonar por completo los motores de combustión y centrarse exclusivamente en modelos eléctricos. Con esta decisión, la marca italiana ha buscado reinventarse dentro del ecosistema Stellantis, apostando por vehículos como el Abarth 500e y el nuevo Abarth 600e. Sin embargo, la respuesta del mercado ha sido notablemente inferior a lo esperado, poniendo en cuestión la viabilidad de esta estrategia a medio plazo.
La transición eléctrica ha supuesto una ruptura con el ADN tradicional de Abarth. Durante décadas, la firma se caracterizó por ofrecer versiones radicales de coches pequeños, ruidosos, ligeros y personalizables. Ese carácter visceral ha quedado diluido en su nueva etapa, donde el silencio de los eléctricos y la estandarización tecnológica han restado buena parte del atractivo para sus seguidores más fieles. Como resultado, las ventas de los nuevos modelos han caído drásticamente en comparación con los anteriores 595 y 695, lo que compromete seriamente la continuidad del proyecto.
Cabe destacar que el problema no reside únicamente en la motorización eléctrica. También influyen factores como el posicionamiento de precio, la competencia creciente y la dificultad de transmitir una identidad clara en un mercado cada vez más saturado de propuestas similares. Abarth, que durante años mantuvo una comunidad de entusiastas muy activa, ha perdido en gran parte ese vínculo emocional que la diferenciaba dentro del grupo.
Entre el desafío eléctrico y la identidad perdida
La situación ha obligado a Stellantis a replantearse el rumbo de la marca. No se descarta una posible reversión parcial hacia motores térmicos o soluciones híbridas, aunque este cambio implicaría ajustes técnicos y logísticos complejos. La dirección del grupo se enfrenta así al dilema de mantener su apuesta por la electrificación total o recuperar parte del espíritu original que dio fama a Abarth.
Por otro lado, llama especialmente la atención que esta caída coincida con un momento en que la electrificación general del mercado avanza con fuerza. Esto sugiere que el problema no es la tecnología en sí, sino cómo se ha implementado en un caso concreto donde la historia, el estilo y la sensación de conducción eran elementos fundamentales. Sin una revisión profunda de su identidad, Abarth corre el riesgo de perder su posición como icono de la deportividad urbana.