Diabetes tipo 2: qué debes comer y cómo planificarte para controlar la glucosa
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El envejecimiento, la obesidad y el sedentarismo están muy relacionados con la diabetes tipo 2
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Lo fundamental: el cuidado de la dieta y el ejercicio físico
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Recomiendan planificar las comidas y prestar atención al etiquetado de alimentos y bebidas
"1 de cada 10 adultos en todo el mundo vive con diabetes. Más del 90% tienen diabetes de tipo 2. Cerca de la mitad de ellos no están diagnosticados. En muchos casos, la diabetes tipo 2 y sus complicaciones pueden retrasarse o prevenirse adoptando y manteniendo hábitos saludables". Así se presenta la página web de la Federación Internacional de Diabetes.
El desarrollo de la diabetes tipo 2 está muy vinculado con el envejecimiento, la obesidad y el sedentarismo, según apuntan desde la Federación Española de Diabetes (FEDE).
Esto significa que cuando te diagnostican diabetes tipo 2, el tratamiento principal consiste en un cambio del estilo de vida caracterizado sobre todo por un mayor control de la alimentación y un aumento de la actividad física.
¿Por qué? Primero, para tener controlados los niveles de glucosa en sangre y segundo, para bajar de peso.
De hecho, el cumplimiento de este segundo objetivo "supondrá una mejoría en el metabolismo de los hidratos de carbono, disminuirá la resistencia a la insulina y mejorará la función de las células beta del páncreas", explican desde la federación.
Esto significa que la administración de insulina, en caso de que la tenga, o la toma de antidiabéticos orales podrá reducirse o incluso suprimirse.
Lo fundamental: planificación de la dieta y método del plato
"La dieta que deben seguir las personas con diabetes ha de ser lo más variada y saludable posible, con especial atención a la composición alimenticia de cada comida y la frecuencia de las mismas", detalla la FEDE. Esto significa que la planificación de la dieta, de acuerdo a una cuantificación correcta de los tipos de nutrientes en cada comida, es fundamental.
Aunque lo mejor es ir pesando los alimentos que se vayan a tomar en cada comida, el 'método del plato' también es muy eficaz y, de hecho, más sencillo.
Este sirve para controlar el tamaño de las porciones de cada grupo alimenticio. No requiere contar calorías ni la cuantificación exacta de las cantidades de cada macronutriente.
En un plato de 15 centímetros de diámetro, cada tipo de alimento tiene que ocupar un espacio:
- La mitad del plato deberá ser ocupada por verduras sin almidón, como lechuga, espinacas, acelgas, coliflor, brócoli, zanahorias o pimientos.
- Un cuarto será para la fuente de proteínas (carne, pescado, legumbres o huevos).
- El otro cuarto restante será para los hidratos de carbono procedentes de verduras con almidón (patatas, boniatos, calabaza, guisantes, maíz, etcétera), arroz, pasta o pan.
- Este plato podrá ser acompañado de una pieza de fruta y un lácteo.
Además de planificar la cantidad correcta de cada tipo de alimento, la federación también recomienda planificar todas las comidas de la semana, incluidos los picoteos entre horas. Una dieta equilibrada se ajusta a lo siguiente:
- Alimentos ricos en almidón, integrales a ser posible, como patatas, arroz, pan o pasta: de 4 a 6 porciones al día.
- Verduras y hortalizas: 2 o más porciones al día.
- Fruta fresca: 3 o más porciones al día.
- Leche y derivados lácteos: 2 o 3 porciones al día.
- Proteínas: 2 veces al día, alternando durante la semana las legumbres, la carne, el pescado y el huevo.
- Frutos secos: De 3 a 7 porciones a la semana.
- Alimentos procesados (embutido, snacks, helado, dulces, repostería, etcétera): consumo ocasional y moderado, nunca diario.
¿Cómo debe ser la distribución de los nutrientes?
Especial cuidado con las bebidas azucaradas
Aunque la comida es fundamental para llevar una dieta equilibrada, las bebidas no deben olvidarse, ya que muchas de estas, sobre todo los refrescos y bebidas energéticas tienen gran cantidad de azúcares.
Por este motivo, es muy importante consultar las etiquetas de estos productos antes de comprarlos para asegurarse de que son bajos en calorías, azúcares y grasas saturadas.
Aunque no pasa nada por consumir de vez en cuando este tipo de bebidas, lo más recomendable para tener una dieta equilibrada es beber agua del grifo o embotellada.
Y si el agua sola resulta muy sosa, se puede añadir alguna rodaja de lima, limón o pepino para darle un poco de sabor, pero se mantenga baja en calorías.
Los síntomas más comunes causados por la diabetes tipo 2
Tal y como apunta la FEDE, los síntomas que puede provocar la diabetes de tipo 2, son muy parecidos a los de la de tipo 1, pero pueden aparecer de forma más lenta o menos intensa. De esta forma, la enfermedad puede pasar desapercibida o malinterpretada antes del diagnóstico durante mucho más tiempo.
- Aumento de la necesidad de orinar, de ingerir líquidos y de comer más.
- Cansancio.
- Infecciones en el tracto urinario, genitales, piel, encías o aparato respiratorio.
- Cortes y hematomas que pueden tardar más en curarse.
- Visión borrosa.
- Hormigueo o entumecimiento en manos y pies.
Debido a que estos síntomas suelen ser menos marcados que en otros tipos de diabetes y, por ende, el diagnóstico se hace más tarde, "la situación de hiperglucemia puede mantenerse de forma crónica, elevando el riesgo de padecer complicaciones en los ojos, riñones, los nervios o el corazón", puntualizan desde la federación.
En la mayoría de los casos, estos cambios son suficientes para tener controlados los niveles de glucemia. Aunque, en algunas ocasiones, el médico puede recetar algún medicamento oral, o incluso, en los casos más extremos, pueden llegar a necesitar inyecciones de insulina.
Con la diabetes tipo 2 el cuerpo se vuelve resistente a la insulina
La FEDE define la diabetes mellitus como "un tipo de patología endocrino-metabólica crónica que se caracteriza por la presencia de una cantidad elevada de glucosa en la sangre a consecuencia de la falta de insulina o el mal funcionamiento de dicha hormona".
Esta también explica que el páncreas es el órgano encargado de producir dicha hormona en respuesta a un aumento de la concentración de glucosa en sangre. Cuando llegan las moléculas de insulina a las células del organismo activan los mecanismos que permiten que la glucosa penetre al interior de las mismas.
El problema, que si no hay insulina, o si las células no reconocen adecuadamente la presencia de la hormona, la glucosa no puede entrar en ellas, registrando una elevada concentración de dicha sustancia en la sangre -hiperglucemia-.
En otros tipos de diabetes, es el páncreas el que deja de producir dicha hormona, pero en la diabetes tipo 2, es el resto del cuerpo el que se vuelve resistente a su acción -debido al envejecimiento, sobrepeso u obesidad-, diferencia la federación.
Los conocedores del funcionamiento de dicha enfermedad están muy preocupados ya que "el 80% de las personas con diabetes tipo 2 tiene sobrepeso en el momento del diagnóstico".
Teniendo en cuenta que la obesidad se ha convertido en la nueva pandemia de los países occidentales, ya no sólo la diabetes de tipo 2 está afectando a la población más envejecida, sino también a lo más jóvenes e incluso niños.