Verdeliss, la acusación de ser una madre ausente y la importancia de relativizar: "Yo también necesito sobrevivir"
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Compaginar las tareas del hogar, la vida laboral con los hijos provoca a veces que la madre o el padre pueda colapsar. Es algo completamente lógico y que ha pasado siempre. Aunque ahora, en la actualidad, se estén rompiendo muchas barreras sobre la carga mental que supone llevar todo para adelante y hacerlo, además, con una crianza respetuosa, la realidad muestra que todavía quedan muchas barreras por romper. Si hay una persona que de todo esto tiene experiencia es Verdeliss (Estefanía Unzu).
Madre, empresaria y atleta de éxito, la navarra se sentó a charlar sobre la maternidad con ElDesmarque. Entre los muchos temas tratados, aquí queremos destacar la importancia de relativizar y la gran diferencia de una madre primeriza a una que ya tiene familia numerosa. Aunque antes de una profunda reflexión sobre ellos destacamos lo que nos dijo Verdeliss tras preguntarle por una acusación de ser una madre ausente que recibió hace unas semanas.
"A mí, personalmente, me duelen algunas cosas y esto me dolió. Que te digan 'es que tus hijos van a recordar una infancia sin su madre'... Ostras, para mí es una sentencia supercruel, porque, de verdad, que vivo y me desvivo por ellos, me ocupo y me preocupo, pero también intento que esto no influya en mi crecimiento personal y en mi crecimiento profesional. En el fondo, es lo que quiero creer. No lo sé porque no dejo de estar también influenciada por este estigma de que tenemos que ser una madre supersometida porque si no ya aceptamos el papel de mala madre, ¿no? Cuando empiezas a querer cumplir tus sueños parece que estás delegando la responsabilidad con tus hijos y, verdaderamente, creo que es al contrario, que es el mejor espejo. Yo pienso en el día de mañana y digo, qué guay que estas futuras generaciones, que mis hijas puedan también sentirse libres y sentir que no tienen por qué convertirse en las sombras de sí mismas cuando decidan ser madres", argumentó.
¿Colapso de madre primeriza?
La maternidad es un cambio brutal en la vida de todas las familias, pero especialmente es un cambio que suele obsesionar más a las madres. Verdeliss nos contó su ejemplo personal y nos reveló la vorágine de locura en la que estaba con su primer hijo, Aimar.
"La gente me dice: 'Es que yo con uno ya estoy desquiciada, lo llevo fatal, no sé cómo lo haces tú con ocho'. Yo con un hijo me sentía mucho más desbordada que con ocho hijos, pero porque gran parte de sentirme así era esa continua inseguridad de preguntarme y de sentirme como novata siempre para todo. Al final es el estar continuamente en tela de juicio conmigo misma, de lo estaré haciendo bien, de la carga de inseguridades hasta materialmente con mi tiempo. Yo no sé cuántas veces llegué a visitar a la pediatra por la mínima tontería. Si un día no cenaba, ay pobrecito... pero a ver que no se va a morir de hambre. Pero con un hijo no pasaba esta frontera de relativizar. En cambio con ocho, pues mira, la verdad que si Deva, que es mi octava hija, se queda dormida antes de cenar lo único que pienso es por favor que no se despierte porque si no luego no va a caer rendida y vamos a pasar una noche entretenida. Con el tiempo, al final, también te conviertes en la mejor enfermera, en la mejor profesora, en la mejor taxista... y lo haces a base de experiencia porque no le das tantas preocupaciones a todo y se disfruta, pero muchísimo más, la maternidad así. Relativizar creo que es la palabra clave".
Verdeliss, la alimentación y las pantallas
Con ese relativizar que hay que grabarse a fuego, no solo en la crianza, sino también en el día a día de cualquier personar, Verdeliss siguió desvelándonos cosas que hacían en casa cuando sólo tenían un hijo: "Jugando a relativizar también está el tema de la alimentación. Con mi primer hijo había que hacerlo todo, o sea, perfecto, de libro. Me había leído todas las guías de la mejor crianza, ¿sabes? Me acuerdo que le ponía hasta música de Beethoven antes de ir a dormir porque eso estimulaba su cerebro e iba a ser un niño más inteligente el día de mañana. Le tenía, sí o sí, que leer un libro religiosamente todas las noches. Toda la comida calculando las cantidades, todo supersano, intentando quitar los rebozados, las frituras, que tenga su porción de frutas, de verduras... Tú sabes que de esto ahora nada, ¿no? Y no pasa nada si tiramos de comida rápida. No pasa nada si a lo mejor se nos escapan un poco los horarios".
Y en ese no pasa nada Verdeliss también quiso recalcar que no hay que fustigarse si el uso de las pantallas es más del recomendado: "No pasa nada si hemos cambiado ese libro que es tan importante en la lectura por una pantalla porque es que yo también necesito sobrevivir. Entonces, vamos a quitar el yugo de intentar ser perfectos y de hacerlo todo bien porque tampoco te creas que hay tanta diferencia. O sea, yo los he criado de manera muy diferente y creo que hay un salto titánico de mi primer hijo a mi última hija y se están desarrollando igual de felices. Yo los veo igual de felices, cada uno con sus diferentes personalidades, pero inteligentes, bonitos, preciosos, bellos... soy una madre que ve maravillosos a sus hijos, ¿no?".