Convertir cada metro del Sánchez-Pizjuán en un terreno de minas
Sevilla para el Athletic Club tiene un color especial, se nos suelen nublar el cielo y La Cartuja, el Villamarín o el Pizjuán, nos trae recuerdos claroscuros, muy pocas tardes de asueto, mucho pico y pala.
Quizá sea por la forma de entender las pasiones, en Bilbao se viven en las gradas, en las Peñas y en la afición, en tierras andaluzas las subidas de tensión balompédicas se fusionan con el terreno de juego y llegan hasta los banquillos. Monchi se ha mirado en el espejo, desde el espartano Lopetegui se ha entregado a los brazos tatuados de Sampaoli, un tipo que en su zona técnica recorrió los mismos kilómetros que el bueno de Oliver Torres entre ambas áreas.
El Sevilla no está para mandar en un partido, sorprende su actual paseo por la Champions League, aunque todos sabemos que el fútbol te pone en tu sitio en cuanto crees que un escudo gana un partido. Tampoco debemos olvidar que parte de los malos resultados tienen su origen en cuestiones de fondo, en el despacho o en el vestuario y a pesar de algunos estados de forma cuenta con futbolistas para fajarse a fondo en cada posición del campo.
El técnico argentino se centró en contrarrestar una alineación que conocía con exactitud, un once que la hinchada rojiblanca recita de memoria, movió el árbol e introdujo siete cambios de cara a olvidar el naufragio del miércoles ante el Dortmund, incluido Dmitrovic, poco a poco cada emparejamiento se convirtió en una batalla a lo largo y ancho del campo.
Dobles coberturas, ayudas haciendo de las bandas un martirio para los Williams y Berenguer que alternaban posiciones pero recibían el mismo antídoto en cada carril, en el centro del campo local la consigna era convertir cada metro en un terreno de minas.
Arriba el técnico Argentino dejó su sello, Torres, Isco y el Papu sabían lo que hacían, creando algunas superioridades, Simón volvió al andamio para sostener el equipo y evitar distancias mayores, en la primera parte hasta en tres ocasiones, este portero tiene la mano cambiada muy larga.
Ernesto de nuevo estuvo sembrado: “ Un choque duro, te cansas solo de verlo”, lo mismo pensó Gil Manzano, que no quiso profundizar en los detalles del duelo.
El Athletic intentó mandar, a veces robaba en tres cuartos, pero la jugada nunca era limpia, ni había espacios donde pensar. Quizá la inteligencia estratégica del veterano De Marcos encontró las pausas para levantar la cabeza unos segundos y poner los mejores balones, de un rechace a un centro del lateral de Laguardia llegó por dentro el gol rojiblanco, solo un milagro explica que un balón rodara suelto, sin dueño, a la pierna izquierda de Mikel Vesga, merodeando la zona donde Ohian e Iker habían sufrido todo el partido un calvario de nivel costalero.
Un detalle importante, Mikel, que salió desde el banquillo como dice Dani García a por el puesto, le ha pegado al balón así toda su vida, ahora lo que hace en Lezama lo hace para DAZN.
Para los aguafiestas toca decir que los rivales también juegan, que le pregunten a Osasuna o al Rayo contra Valencia y Almería, el equipo termino entero y en el barrio de Nervión firmaban el empate, hace mucho ya de la derrota contra el Espanyol, el equipo sigue invicto desde entonces.
La perspectiva a corto plazo no permite valorar en su justa medida las tablas cosechadas, un ejemplo, el de sobra merecido punto de ayer sumado el último partido de la temporada 18/19 nos hubiera permitido volver a Europa, se puede convertir en oro cuando lleguemos al mes de Junio.
Toca partido grande en San Mamés, también dar ejemplo desde la grada, animar sin descanso, marcar territorio y rebeldía, siempre desde el respeto, algunos esperan con papel y boli el primer error.
P.S.: A la hora de cerrar estas líneas, el Bilbao Athletic había saldado con una nueva victoria su último partido ante el Irtercity. Segundo gol de Goti, que vuelve a valer tres puntos. Algún día, cuando le veamos en San Mamés os hablaré de esta joya escondida en Lezama.
