¿Es normal meter la final de Copa Athletic-Mallorca en un desguace?

A estas alturas de la película, quiénes seguimos la actualidad informativa (y no sólo la deportiva) cada día tenemos menos dudas de que lo que ocurre en la Real Federación Española de Fútbol... Repleta de casos de corrupción, observamos como lo del cobro de comisiones, favores con ánimo de lucro, etc..., ha terminado por convertirse en algo sistémico. En algo habitual, en un auténtico tinglado o chiringuito enfocado para el enriquecimiento personal.

En realidad, huele desde bien lejos. No en vano, queda acreditado que, por orden judicial, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha vuelto a realizar la enésima operación por delitos de corrupción y blanqueo de capitales que incluye registros en la RFEF en Madrid, en la casa en Granada del que fuera su presidente, Luis Rubiales, y también en el estadio de La Cartuja por supuestas irregularidades en contratos.

Las diligencias se enmarcan en una investigación por presuntos hechos delictivos asociados a la corrupción en los negocios, la administración desleal y el blanqueo de capitales.

En concreto, afecta a supuestas irregularidades en contratos de la RFEF desde 2018 hasta 2023, una etapa con “Un Piquito” al frente, que incluye la celebración de la Supercopa de España de fútbol en Arabia Saudí y otros aspectos relacionados directamente con el estadio de La Cartuja, sede de la Final de Copa 2024 entre el Athletic Club y el Real Mallorca.

Las detenciones practicadas se han centrado en el entorno más cercano de colaboradores de Rubiales y se han realizado registros en 11 domicilios, practicándose varias detenciones dentro de unas diligencias con 7 arrestos y que alcanza también a otras cinco personas en calidad de investigados. Por supuesto que va a ser detenido en cuanto pise Barajas (si lo hace) procedente de la República Dominicana, dónde se encuentra haciendo “negocios”.

Los desvelos con el escenario de la final de Copa

De entrada, llamar “estadio” a La Cartuja puede llegar a ser hasta una hipérbole de las de manual… Lo correcto sería llamar a ese recinto, monumento a la aluminosis, por su nombre... Una instalación ubicada en medio de la nada, cerca de una auténtica colección de edificios ruinosos, abandonados donde se observa, a la vez del despropósito, un auténtico depósito de chatarra sin ningún tipo de infraestructura.

Los que hemos estado por allí, sabemos que las únicas paradas sin marquesina de transporte público son las del bus turístico. Y es que hay que tener las pelotas bien cuadradas para “pasear” por allí a los turistas. No es ni medio normal fijar una Final con público del Campeonato de Copa en semejante instalación y, a decir verdad, no tengo ni idea de cómo la misma puede llegar a estar homologada para tal fin.

En resumidas cuentas (y hablo como Socio del Athletic Club agraciado con una entrada y, también creo hacerlo por la mayoría del resto de athleticzales que vamos a ir a Sevilla con o sin entrada), nos mandan a 865 kilómetros a presenciar una Final en un recinto parcheado en medio de la nada y, para ello, a muchos de quiénes entremos, nos anuncian cientos de "localidades de visibilidad reducida".

Así, y sin anestesia, nos cobran mortadela a precio de Jabugo 5 Jotas.

Y nada de esto es culpa del Athletic Club (ni tampoco del RCD Mallorca, ojo). Me consta que desde nuestro Club hacen todo lo posible por intentar facilitarnos las cosas pese a que ya nos hayan cambiado... ¡tres veces nuestra 'Fan Zone'! Si algo debiera proponer es por qué no nos ponemos de acuerdo los dos clubes finalistas y nos negamos a disputar así esta Final de Copa.

Entonces,... ¿Qué ocurriría? ¿Triunfaría el sentido común o seguiría triunfando el dinero? ¿A tragar toca? ¿O nos negamos para subrayar que, también en eso, somos 'Uniques in The World'?

El sentido común indica que lo normal, lo lógico, sería disputar esta y otras finales de Copa en, por ejemplo, Madrid. Por cercanía geográfica (equidistancia), por economía doméstica, porque no habría sorteos, por disponer de una mayor oferta hotelera y de transporte. Y por eso deberíamos luchar donde corresponda.

Pero no: Terminaremos en una final de Copa en Riad porque el jeque de turno decida soltar una millonada para que les sigamos blanqueando mediante el deporte (Sportswhashing). Y por ahí van los tiros. Corremos ese riesgo que, en su día, nos lo “venderán” en papel Albal, sin lacito ni vaselina, los 'Rubi' y 'Gery' de turno.

· Por Iñigo Landa Larrazabal, Jurista y Socio Compromisario del Athletic Club