Civilización y el fútbol como algo nada vulgar

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Javier Sádaba es filósofo, Catedrático honorario y athleticzale
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Existe la extendida idea de que el fútbol es algo vulgar, compuesto de descontrolada pasión y gritos. Sería una manifestación de lo que habitualmente se llama Pan y Circo. Una manera de mantener a la gente alienada. Un estado en el no solo se dejaría de lado el pensar sino que se da una dejación de lo que importa. La sumisión y el fanatismo ciego ocuparían un destacado lugar en nuestra vida.
Algunos, que van de finos, definen así lo que es el fútbol y lo miran desde una pedante altura. No seré yo quien niegue los defectos internos y externos del deporte del fútbol. Una desmedida afición lo puede achicar e infantilizar. Y un excesivo negocio lo deja en manos del dinero y del poder.

Pero esta crítica al fútbol tiene ya suficiente publicidad...
Por eso me gustaría fijarme en otro importante aspecto que suele quedar mas escondido. Para ello me detendré brevemente en lo que escribió Norbert Elias, un sociólogo tan inteligente como olvidado. Su libro 'El proceso de la Civilización' debería tenerlo en cuenta cualquiera que desee de verdad enterarse de lo que es jugar al futbol.
Nos dice Elias que el futbol, desde sus comienzos en la industrial Inglaterra hasta hoy, mucho ha cambiado. Comenzó jugando entre un pueblo contra otro y sin reglas. Parecido a un lo que en mi infancia hacíamos en Portugalete. Calle contra calle y mas fuerza que otra cosa. Pero observa Elias que se ha dado un proceso en el que han aflorado ciertas virtudes.
Por ejemplo un, el respeto a unas normas, el competir de forma equilibrada y el respeto al contrario. El fútbol ha ayudado, por tanto, a civilizarnos. Bienvenida es esta visión del futbol en un mundo que se desgarra por descivilizado. Y en el que la violencia no se controla sino que cínicamente se la maquilla. Y los que van de finos que se enteren.
• Por Javier Sádaba Garay, filósofo, Catedrático honorario de la Universidad Autónoma de Madrid y athleticzale

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