Catálogo de tópicos y mantras de los negacionistas de Valverde en el Athletic

Ernesto Valverde debería haber presionado al árbitro para que indultara al tulipán 'Míster' Propper, expulsado poco más allá de los diez minutos. Berenguer no debería haber sido el encargado de lanzar lo que en el 'universo Athletic' se dio en llamar 'pena mínima'. Jugar contra diez se convirtió en una condena para el Athletic Club en Glasgow. Cuando Alex Berenguer se preparaba para el golpeo desde los once metros, mi confianza en su acierto se desvaneció.

Con diez jugadores enfrente, el beneficio que se procuraba el Athletic era el de mantener bajo el 'signo del 0' su portería. Julen Agirrezabala, guardameta en Europa, habría de quedarse con las ganas de mostrar su valía en el Viejo Continente. Aburrido. Qué hago aquí, se decía. Mantener el tipo. Guardar las apariencias. No vaya a ser que...

Y resultó que no fue nada. Desde que los Rangers se quedaron en inferioridad, Valverde sabía que llegarían a San Mamés imbatidos. Todo un lujo. Pero se empezó a temer lo peor. Lo que su colega ordenaría. Poner en marcha el plan de cerrarle al Athletic todas las vías de llegada a su portería.

Desde siempre resultó más fácil destruir que crear. Y cuando un equipo se lo juega todo a una defensa a ultranza, violar su arco podría ser tan quimérico como hacerlo con el del rival. Empate sin goles, por tanto. Lo que reflejaría el luminoso al final de la contienda. Que suena a combate, a refriega. Nada más lejos, sin embargo. Las lesiones que sufrieron los dos futbolistas del equipo escocés (Rice y Sterling) y se produjeron desde lo fortuito.

"El Athletic no sabe jugar contra 10". Frase hecha. Manida.

Contrastada en las fuentes de la estadística. Se olvida, en cambio, que el Athletic superó a la AS Roma sin Mats Hummels en el campo, víctima propicia del 'Elefante africano', al que intentó frenar utilizando recursos fuera de la ley. Gracias a esa remontada ante la escuadra capitalina de Ranieri, el Athletic se ganó la opción de viajar a Glasgow. Le esperaba otro equipo con diez. Aparente carencia de la que hizo virtud el propietario del terreno. Defensa a ultranza. Aunque su portero no se vea obligado a intervenir.

En semejante escenario, asumido su protagonismo, el Athletic se entregó al mitológico trabajo de Sisifo. Empujar y empujar el balón por la cuesta arriba en la que se había con- vertido el rectángulo de Ibrox. Así y todo, en medio de lo tortuoso, el Athletic, haciendo méritos para ocupar un día el Olimpo en su feudo de San Mamés. Maroan Sannadi, de cabeza y con el pie. Oihan Sancet, con la testa. Jauregizar, trazando un pase de lujo que Nicolás Williams desperdició enviándolo alto, muy alto, alcanzando, casi, las nubes que no había.

Maroan Sannadi, protagonista en dos secuencias sin intermedio.

Objeto de un penalti no cobrado que le costó la amarilla por una simulación que el árbitro rumano se sacó de una supuesta manga que no lucía. En el 58', una acción descomunal, la jugada más preciosa que nos regaló el Athletic, la más meritoria.

Galaxy le abrió a De Marcos, que, en remontada, acompañaba por la banda derecha, la 'zona de interés' en la que el Athletic había instalado su 'campamento base'. 'Demar', con sutileza y técnica depurada, trazó una recta horizontal, balón que atacó Sannadi lanzándose al verde. Era gol. El gol. La pelota, dotada de voluntad, 'no quiso entrar'. Había que seguir atacando.

Hasta que llegó la jugada que provocó el penalti. Vivian, pase magistral, buscó la espalda de la zaga de los Rangers.

Surgió, entonces, el barullo. Río revuelto, ganancia de leones. O no. Penalti a favor. Cuando le vi a Berenguer con la pelota en la mano, me acordé del depurado golpeo de Sancet, relevado por Txingurri. No creía en el gol. Cuestión de sensaciones. Terrible, tratándose de futbolistas de alto nivel. Alex optó por el centro confiado en la caída del portero. Viaje muy bajo el del balón. Liam Kelly, aunque vencido, se sirvió del pie para sabotear la malicia del disparo.

Empate sin goles. El resultado que habría firmado toda esa legión de 'negacionistas' de Valverde, el Athletic... y su manera de atacar a un equipo con diez, a un Rangers FC con el único propósito de negarle al Athletic los espacios.

Contra el técnico, los leones y su fútbol. Se traen [nos traemos] un [0-0] de lujo. Sin embargo, en Bilbao se los esperaba como si a una cuadrilla de atracadores que viniera de perpetrar el 'Asalto al tren postal de Glasgow-Londres'.

• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista