Temporada histórica en el Athletic que augura un futuro brillante

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El Athletic de Valverde ha dejado una temporada de ensueño
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El equipo muestra hambre y ambición: lo mejor está por llegar
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Una vez más Ernesto Valverde, el entrenador que más partidos ha dirigido en la historia del Athletic Club, ha dado con la tecla. En la tercera campaña de su tercera etapa a los mandos del conjunto de San Mamés, el técnico de Viandar de la Vera ha metido al equipo nuevamente en la Champions League, 11 años después, con unas cifras sobresalientes que nos hablan de tareas hercúleas.
Ahí quedan para el recuerdo en años venideros logros como encajar tan solo 29 goles en toda LALIGA o perder escasamente seis partidos (alguno de ellos fuera de casa fallando 3 penaltis o dando 3 postes) en el año en que todos los athleticzales enviudamos de Oscar de Marcos.

Pero los números, aún impactantes, siempre parecen demasiado fríos. Ernesto Valverde ha conseguido cocer un Athletic súper sólido, con individualidades sobresalientes pero con la habitual fuerza y cohesión interna de un grupo que ha tornado en roca pétrea.
El Athletic ha sabido reinventarse sobre la marcha, ya que ante el exceso de partidos, 55 al final del curso, y lesiones de piezas básicas alternando el estrés de varias competiciones, ha mutado de un Tren Bala que rompía por las bandas con los hermanos Williams a un tren acorazado que le permitía sobrevivir a cualquier tipo de circunstancia en su caminar por la vía.

Un Athletic sobresaliente y en crecimiento
En lo competitivo, el Athletic ha terminado en la cuarta posición, puesto de “campeón de la otra liga” que detentó durante muchos meses en el torneo de la regularidad, aguantando el tirón a equipos como el Villarreal de Marcelino (sin Europa y con 16 partidos menos) o el Betis de Pellegrini.
En Europa, los leones han sabido volver con éxito seis años después a las competiciones continentales, quedando subcampeón de la fase de grupos (36 clubes en liza) y alcanzando una semifinales que dejaron un sabor agridulce por el global, excesivo, de (7-1) ante el protegido Manchester United con dos arbitrajes bastante deficientes y con la plantilla vasca hecha unos zorros, sobre todo en Old Trafford.

¿Alguna sombra? Pues también...
El gran lunar de la temporada, de haber alguno, aparte del petardazo del primer año del caro (de momento) fichaje de Álvaro Djaló, es el de la Copa del rey, donde el conjunto vizcaíno, que defendía su corona de 2024, tras pasarlo fatal en Logroño en la tanda de penaltis caía eliminado en San Mamés ante un Osasuna que parece tenerle últimamente tomada la medida en Bilbao.
El haber librado dos rondas al haber disputado la Supercopa de Arabia no fue demasiada ayuda para la tropa de Valverde, que, sin embargo, tenía afortunadamente alicientes suficientes por delante como para que ese tropiezo no amargase en exceso a la parroquia rojiblanca que dio que hablar por el 'conflicto de la grada de animación'.

Pero más allá de números y clasificaciones, lo más bonito que deja el Athletic, aparte de la brillante despedida de un jugador súper especial, como ha sido el capitán Oscar de Marcos tras 16 temporadas, es la conformación de una plantilla que augura un futuro brillante.
En la campaña 2025/26, el Athletic va a afrontar otra vez cuatro competiciones (liga, Champions, Supercopa y Copa del rey) con un vestuario en crecimiento, apuntalado por sólidos veteranos como Yuri Berchiche, Alex Berenguer, Unai Simón o Iñaki Williams, pero con la pujanza imparable de los Nico Williams, Oihan Sancet, Dani Vivian, Mikel Jauregizar o un impactante Maroan Sannadi, que aún trata de encontrar el camino al gol en la máxima categoría.
Seguramente el equipo se reforzará con algún fichaje, como los de Jesús Areso o Robert Navarro, si es que no viene alguna perla más tipo Aimar Oroz; eso con la subida o recuperación de alguno de los jugadores de Lezama cedidos en segunda división, lo que hace prever es que con la exigencia que mete Valverde al equipo nos harán disfrutar de otra buena campaña en un ciclo que pinta realmente bonito, ilusionante y por supuesto repleto de ese ADN especial que tiene la filosofía Athletic. Vamos a disfrutarlo.
El ADN de Álvaro Djalo, no es el del Athletic. Ni es, ni será NUNCA. Da mucha pena verlo jugar, es un hombre cohibido, sin valentía ni temperamento, conformista y sin ilusión. Este muchacho tiene que ponerse en manos de psicólogos, no ya para ser jugador de fútbol, sino para ser persona. Ojalá y me equivoque. El que más se alegraría sería yo. !aupa Athletic!.