La Filosofía Athletic, vista con envidia sana por el Planeta Fútbol y a veces no tan sana

-
El Athletic regresa a la Champions por sexta vez en sus 127 años de Historia
-
Su Filosofía es única y muy envidiada, nadie se atreve a seguirla
-
Yo sí quiero ser como Óscar de Marcos, el jugador con valores que a Masip "ni le va ni le viene"
Murgia (Unai Simón), Barakaldo (Yeray), Bermeo (Jauregizar), Eibar (Ruiz de Galarreta), Iruña (Sancet) o Bilbao (Iñaki Williams). Son algunas de las localidades de Euskal Herria, más grandes o más pequeñas, que verán con orgullo como sus jugadores volverán a pasear por Europa el nombre de su pueblo o de su ciudad natal defendido el emblemático escudo del Athletic Club.
Porque sí, porque el Athletic regresa a la Champions por sexta vez en sus 127 años de Historia. Retorna al Olimpo de los elegidos, a lo más alto del “Planeta Fútbol”, y lo hace para asombro de todos y todas si tenemos en cuenta su particular Filosofía.

Ya lo hizo bajo el formato de la Copa de Europa, en la temporada 1956/57, con goleadores de Basauri (Gainza), Barakaldo (Canito), Getxo (Artetxe) o Bilbao (Uribe) y con Fernando Daucik como míster.
Posteriormente, volvió a repetir, hasta en dos ocasiones, en los gloriosos años 80, con Javier Clemente al frente y con los recordados leones de Aretxabaleta (Zubi), Alonsotegi (Goiko), Sopuerta (Dani) o Gallarta (Sarabia).
Después, y ya bajo el paraguas de la Champions League, el Athletic del “torero” Luis Fernández, jugó en la 1998/99, con chavales de Donostia (Valencia), Bilbao (Alkorta), Lekeitio (Urrutia), Portugalete (Julen Guerrero) o Elgoibar (Etxebe).

Y, por último, al menos hasta hoy, llegaría la 2014/15, de la mano de Marcelo Bielsa y con zurigorris de Iruña (Iraizoz), Usurbil (Iraola), Andosilla (Gurpegui), Abadiño (Ander Iturraspe) o la Txantrea (Iker Muniain).
Un Athletic especial y diferente
Seis participaciones, pero un solo denominador común. Todas, y digo todas, con jugadores de casa, nacidos o formados en Euskal Herria, porque ese es el verdadero universo del Athletic, su único caladero. Un universo que ha permanecido inalterable desde 1911, año en el que logró su quinta copa con el británico Veitch como titular y goleador. Desde entonces ningún extranjero, no formado aquí, se ha vuelto a enfundar la zamarra rojiblanca.
El Athletic cumple, por tanto, ya más de un siglo presumiendo de ser diferente. Ni pretendemos ser mejores que el resto, que no lo somos, ni peores, que tampoco. Simplemente somos diferentes, pese a quien le pese.

Es cierto que muchos nos miran con profunda admiración y reconocimiento, y eso es siempre de agradecer. Otros lo hacen con envidia sana, pero también, en muchas ocasiones, no tan sana. Los hay quienes lo hacen con indiferencia.
Y también, claro está, quienes profesan ese punto de desprecio por defender nuestra identidad (hay hasta quien nos llama racistas), porque estoy seguro, de que, en el fondo, también ellos querrían ver a su equipo jugar con más chavales de casa. De hecho, tiene que ser desolador para sus aficiones, ver como cada año tres equipos descienden a segunda división plagados de jugadores foráneos.
Son todas posturas respetables, nos gusten más o nos gusten menos, pero nadie podrá negar, aunque muchas veces se quiera minimizar nuestra peculiar idiosincrasia, el inmenso mérito que tenemos.

Ya lo dijo en su día el prestigioso 'L´Equipe', calificándonos de “caso único del fútbol mundial”. Una frase que, hoy en día, sigue más vigente que nunca, y que volverá a resonar, aún con más fuerza, allá por el mes de septiembre.
Será entonces, cuando este “pequeño remolcador” con bandera rojiblanca que es el Athletic Club, tripulado por un grupo de entusiastas jugadores (bien pagados, sí, y lo digo yo antes de que alguien nos lo “eche en cara”), pero todos ellos jugadores de casa, se mida, y estoy seguro de que poniéndoselo complicado, a trasatlánticos de la talla del Liverpool, Bayern de Múnich, PSG, Inter o Real Madrid.
Y será en ese momento, justo cuando el balón eche a rodar en la Catedral, en Anfield, en el Allianz Arena, en el parque de los Príncipes, en el Giuseppe Meazza o en Santiago Bernabéu, cuando volvamos asentir con orgullo lo que significa ser del Athletic.

Orgullo por sus 8 Ligas, sus 25 Copas o sus 3 Supercopas. Orgullo por los pichichis de Zarra o de Carlos, o por los Zamoras del eterno Txopo Iribar o de Unai Simón.
Orgullo por nuestros equipos femeninos y por nuestra cantera de Lezama. Orgullo por nuestras casi 500 peñas, orgullo por los miles y miles de aficionados y aficionadas que siguen a este Athletic desde todos los rincones del planeta.
Y orgullo, por supuesto, al ver como muchos niños y niñas acuden a diario a la ikastola con su camiseta rojiblanca, en un mundo global en el que cada vez se les hace más complicado ser de un club como el Athletic.

Vivamos el presente tras esta temporada fantástica de éxitos, y, por supuesto, soñemos en grande de cara a la próxima campaña, sin dejar de tener los pies en el suelo.
Porque este Club y estos jugadores se han ganado todo nuestro crédito.
¡Que suene la sintonía de la Champions en San Mamés!
¡Aúpa Athletic!
. Por Álvaro Fernández Cadierno, Periodista
La temporada 14/15, llega ha jugar la champions de la mano de Ernesto Valverde la previa contra el Nápoles. En el nuevo San Mamés partido de vuelta y marcador de 4-2. Con Marcelo Bielsa, se llegó a las finales de la Europa leage y copa del rey. Pero en la liga terminó en décima posición o algo así.
Hombre para ser feliz n equipo que fomenta ka cantera (de otros) no está nada mal haber jugado por lo menos un partido en San Mamés sin absolutamente, ningún Bizkaino.